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Actualizado: 12 de octubre de 2025
La llaman Teletusa la Culebrosa, en conmemoración de la Teletusa antigua y clásica, a quien celebra Marcial en uno de sus epigramas por lo bien que bailaba, repiqueteaba las castañuelas y hacía otros primores.
le tenía asido y exclamaba con jubiloso entusiasmo: ¡O gioja ed orgoglio del mio core! ¡O coraggioso mio drudo! Las tiernas y repentinas caricias de la vaga italiana, fueron acompañadas de un diluvio de improperios y de blasfemias, que salían de la boca de Pedro Carvallo, haciéndole coro con risotadas alegres Teletusa y Tiburcio. Pedro Carvallo sólo podía herir ya con la lengua.
Las dos criadas de esta casa van a serviros al punto en esta misma mesa. En efecto, salió Teletusa y a poco volvió, riendo, brincando y bailando, con un gran plato levantado en alto en sus manos como si representase a Herodias. No os asustéis exclamó que no os traigo la cabeza de Juan, sino la de un jabalí, rellena de verdes alfónsigos y de lengua y lomo con mucha sal, pimienta y otros aliños.
Y ya que no la hubo dijo Teletusa celebrémoslo bebiendo un trago a la salud de los amos de esta casa que no tienen mal provista la despensa. No os propongo que cenéis, porque no tendréis gana. Tal vez habréis cenado ya. Siempre, no obstante, habrá quedado lugar para un bocadillo de algo picante y salado que sea despertador de la sed.
Tiburcio que, libre de amores platónicos, privaba tiempo hacía con Teletusa, sabía por ella el buen concepto que donna Olimpia tenía de su amigo y la inclinación que hacia él le llevaba. Aquella tarde vio Tiburcio a Teletusa, y juntos concertaron un plan muy alegre y una grata sorpresa para donna Olimpia.
A un silbido de Tiburcio, que era la convenida señal, Teletusa, que estaba aguardando, abrió sin ruido la puertecilla falsa del jardín, y guiándolos por lo más umbrío de la frondosa espesura, los introdujo en la casa, subió con ellos la escalera, atravesó corredores y salas, y vino a parar a amplio dormitorio escasamente alumbrado por tres velas de cera, puestas en un candelabro de plata, sobre una mesa que estaba en el centro de la estancia.
A lo que parece, la señora Claudia había caído en aquellos días del favor de su ama, suplantándola Teletusa que se había apoderado de su voluntad por completo.
Las dos criadas, que entraron en pos de ella, colocaron también sobre la mesa blanco pan, anchas copas y sendos y grandes jarros. Señalándolos Teletusa con el dedo, habló así: Este es vino rancio y seco de Chipre, néctar exquisito, consagrado a Venus, cuya fue aquella isla, allá en las edades felices en que vivieron y reinaron las diosas entre los mortales.
Taylor hubiera sido bailarín, la castañeta hubiera sido también, naturalmente, el núcleo de sus impresiones, la piedra angular de todo el caramillo de ideas que sobre España formase; pero como yo no creo que el señor Taylor sea bailarín de oficio, hallo raro que califique á España de país de la castañeta, por más que en España las castañetas ó castañuelas se toquen desde muy antiguo, según lo atestigua Marcial en sus versos en elogio de Teletusa, que las repiqueteaba de lo lindo al gusto de Cádiz; por más que un docto fraile inventase y escribiese una ciencia nueva titulada Crotalogía ó ciencia de las castañuelas, y por más que mi ingenioso y erudito amigo D. Francisco Asenjo Barbieri, que en paz descanse, escribiese también un curioso discurso sobre tan alegre instrumento.
Que mis escuderos vuelvan aquí también dijo donna Olimpia para que coman y beban patriarcalmente con nosotros, que bien lo merecen después del primor con que se han conducido. Y vaya si lo merecen dijo Teletusa . ¡Hola! Asmodeo y Belcebú, acudid a beber y a regocijaros. Ambos son de noble prosapia y aun creo que algo parientes de donna Olimpia.
Palabra del Dia
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