Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Era Gouguet François, alias Pistolete, tambor del regimiento 31 de infantería, a la sazón con licencia semestral. Pistolete está aburrido en el país, siente nostalgias, y cuando le prestan el instrumento del cabildo municipal, se marcha melancólico a los bosques a tocar el tambor, soñando con el cuartel del Príncipe Eugenio.
La música y la propia imaginación las embriaga; el negro del tambor se agita como bajo un paroxismo más intenso aún, y las mujeres, enloquecidas, pierden todo pudor.
Hablaron con Margalida unos cuantos atlots, pero de pronto, viendo la silla libre, el Cantó avanzó para sentarse en ella, sujetando el tambor entre la rodilla y un codo y apoyando la frente en su mano izquierda. La baqueta golpeó lentamente el parche, mientras sonaba un largo siseo reclamando silencio.
El constante movimiento de aquella multitud abigarrada producía una especie de titilación que deslumbraba. Todo era ruido y algazara. Aquí en un grupo bailaban al son de la gaita y el tambor unas cuantas parejas: allá en otro hacían lo mismo otras al toque destemplado de una zanfonia.
En este estado sonó el tambor y tras este la música y precedidos de escuelas, principales y cuadrilleros, llegó el Alcalde acompañado del Cura y de algunos otros españoles. Ya todos en el salón, cesó la música, y habló el Gobernador, traduciendo el intérprete en tagalo lo que les dijo aquel en español.
Y me marché con el corazón en fiesta y el alma en ebullición. 5 de marzo. No se habla en el pueblo más que del chasco de la de Brenay con el Barón de Erinois. La Bonnetable hace el oficio de tambor municipal y va de casa en casa a llevar la noticia. El brillante capitán se vuelve a casar, pero no con Petra.
Salvaron casi todo el valle caminando por una de las laderas. Á la mitad de él próximamente sintieron el lejano y débil repiqueteo del tambor. Algo más adelante percibieron un murmullo ó rumor vago y confuso que despierta siempre dulce emoción en los que asisten á esta clase de regocijos. La romería estaba cerca.
Temblando fué hasta el velador y cogió el revólver, pero recordó su nueva promesa, y durante un rato permaneció inmóvil, limpiando obstinadamente con la uña una mancha del tambor. #Otoño# Una tarde, en Buenos Aires, acababa Nébel de subir al tramway, cuando el coche se detuvo un momento más del conveniente, y aquél, que leía, volvió al fin la cabeza. Una mujer con lento y difícil paso avanzaba.
De donde resultó que, no tratando con más bellezas que las que podía hacer marchar a tambor batiente, adquirió tal acritud de temple, que se le quedó el nombre del general Agraz. ¿Cómo te atreves?... exclamó la tía. Tía contestó Rafael , yo no me atrevo a nada; lo que hago es repetir lo que otros han dicho.
Estamos tan atrasados, que para el puchero apenas nos llega... pero, en dos o tres días, se lo prometo a usted; tenemos un depósito en el Banco y vamos a recibir ciertas cantidades que nos adeudan... Lloraba casi, en su súplica desesperada, y don Raimundo movía la nariz, contrariado, tocando el tambor sobre la chistera, de impaciencia.
Palabra del Dia
Otros Mirando