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Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre; el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean.

A pesar de hallarse la provincia de Moxos bastante vecina á las colinas de Chiquitos por el este, así como por el norte á las montañas brasileras, que contornean la orilla derecha del rio Iténes, y por el oeste á las últimas faldas de la cordillera de los Yuracarees, no encierra en su circunscripcion una sola montaña, ni aun siquiera insignificantes colinas, formando por lo tanto una superficie llana, que se reune al sud con las inmensas planicies de Santa-Cruz de las Sierra, y al norueste con las de la provincia de Caupolican.

Así se arruga el pellejo de las frutas. Las cimas que surgen directamente del suelo y suben de una manera gradual, desde el nivel del Océano hasta las alturas heladas de la atmósfera, son las montañas de lavas y cenizas volcánicas. En más de un sitio de la superficie terrestre se las puede estudiar con comodidad, alzándose, aumentando á la simple vista.

Unas veces el escualo se quedaba abajo para siempre, enredado en una madeja de culebras blandas que le absorbían con glotona lentitud; otras llegaba á la superficie con la piel erizada de negros tumores huellas de unas ventosas grandes como platos , pero llevando el estómago bien repleto de carne gelatinosa.

Aparte de esto, su existencia no había experimentado ningún sacudimiento... ¡Pero el viaje, después, por llanuras interminables, en las que el tren marchaba horas y horas sin encontrar una persona ni una casa, como sobre si la superficie del mundo se hubiese creado el vacío!... ¡La llegada á esta tierra remota, en la que la rueda ó el pie levantaban al avanzar nubes de polvo, y los órganos respiratorios se obstruían con la tierra disuelta en el aire, y todas las gentes tenían un aspecto de abandono, lo que no evitaba que tratasen á los demás con molesto compañerismo, como si se considerasen iguales, al vivir lejos de los otros grupos humanos!... ¡Ay! ¡Dónde había venido á caer!...

Ahora agregarémos que las irritaciones de la garganta con salivacion, sensacion de constriccion, rubicundez con tumefaccion de las amígdalas y erupcion de vesículas en la superficie faríngea, ceden á este medicamento, especialmente en los niños, y despues del uso del mercurio; en estos casos, sin embargo, son preferibles el bromo y el sulfuro de cal, si hay, por lo menos, astenia y linfatismo.

Cuando, al contrario, el sol desciende hacia occidente, el valle se oscurece y las sombras se extienden. Algunos objetos más elevados se hacen notar aún con sus reflejos de oro entre las nubes de púrpura; pero esas luces mortecinas no brillan en ninguna parte con más esplendor que sobre la superficie del río, que se precipita centelleante y lo envuelve todo en una amplia franja de fuego.

A los pocos pasos la superficie del suelo estaba á la altura de sus rodillas; más allá les alcanzaba al talle; luego á los hombros; y así se hundieron en la tierra, viendo únicamente sobre sus cabezas una estrecha faja de cielo. Estaban en pleno campo. Habían dejado á sus espaldas el grupo de ruinas que ocultaba la entrada del camino.

Perlita, á quien agradó la resplandeciente armadura tanto como el brillante frontispicio de la casa, se entretuvo algún tiempo mirando la pulida superficie de la coraza que resplandecía como si fuera un espejo. ¡Madre! gritó, madre, te veo aquí. ¡Mira! ¡mira!

Sobre su negra superficie reflejábanse, como inquietos pescados de fuego, las luces de las casas ribereñas y los farolillos de los curiosos que examinaban las orillas. En las calles bajas, el agua, al extenderse, se colaba por debajo de las puertas.