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Quizá con envidia de la suya la estás ahora mirando; que, o paseándose por alguna galería de sus suntuosos palacios, o ya puesta de pechos sobre algún balcón, está considerando cómo, salva su honestidad y grandeza, ha de amansar la tormenta que por ella este mi cuitado corazón padece, qué gloria ha de dar a mis penas, qué sosiego a mi cuidado y, finalmente, qué vida a mi muerte y qué premio a mis servicios.

Sus edificios eran suntuosos, casi todos de piedra labrada, y bien techados al modo de España. Nada igualaba la magnificencia de sus templos, cubiertos de plata maciza; y de este mismo metal eran sus ollas, cuchillos, y hasta las rejas de arado. Para formarse una idea de sus riquezas, baste saber que los habitantes se sentaban en sus casas en asientos de oro!

Sebastián Zamet, ó Zametto, italiano, zapatero de Catalina de Médicis, por la protección de ésta y sus condiciones de intrigante, llegó á ser de los más ricos capitalistas de Francia, confidente de Enrique IV, á quien prestaba servicios de complacencia. Fabricó hotel magnífico, rue de Cérisaie, cerca del Arsenal; daba en él suntuosos banquetes.

Era simplemente la aplicacion, en pequeña escala, del sistema de comunidad democrática que, como es sabido, existe en los ferrocarriles de los Estados Unidos de América. En Berna los wagones suntuosos de Alemania, llamados de primera clase, no tienen cabida, y casi todas las gentes de buena sociedad entran en los de segunda.

En Perpiñán vimos piezas sacadas del Antiguo y Nuevo Testamento, y había allí un paraíso y un infierno tan suntuosos como admirables, y se representó una composición aterradora por espacio de más de cuatro horas.

Es estrecha y hace una porción de vueltas, con recodos bruscos que le prestan carácter misterioso y poético. Transita por ella poca gente, y está habitada en general por familias bien acomodadas, a juzgar por los suntuosos patios que a derecha e izquierda se ven al través de las cancelas. La casa de doña Tula ocupaba uno de los rincones más solitarios.

Innumerables transeúntes discurrían por ellas, entrando y saliendo de sus bazares a cuyas puertas pendían ricos damascos y tapices. En todas partes se alzaban suntuosos palacios, más bellos y suntuosos por dentro que por fuera: en todas partes bosques y jardines públicos donde sus felices moradores se solazaban con el aroma del azahar, del cinamomo y almoraduj.

El amor debe de ser el dios a quien se rinde culto en tales nidos tibios y suntuosos. Algunas veces al través de sus persianas he oído los dulces acordes de un piano. ¡Cuántas cosas bellas cruzaron entonces por mi mente! ¡Cuántas novelas interesantes se me presentaron de improviso!

Por dorados techos y suntuosos palacios estimamos estas barracas y movibles ranchos; por cuadros y países de Flandes, los que nos da la naturaleza en esos levantados riscos y nevadas peñas, tendidos prados y espesos bosques que a cada paso a los ojos se nos muestran.

Yo me complacia, hijo del Nuevo Mundo y republicano, en recorrer aquellos bosques tupidos y suntuosos, aquellas alamedas perfumadas, aquellos jardines repletos de fuentes, estatuas y primores.