Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de julio de 2025
Por amor de doña Eulalia, lo sufrí todo y mayor afrenta hubiera sufrido a ser posible mayor afrenta. Harto he demostrado después mi valor. Acrisolada está mi honra. La fortuna además me ha favorecido. La satisfacción que espero y pido para los pasados agravios es que vuesa merced me acepte como yerno. En este punto, apareció doña Eulalia al lado del galán.
Después desto, asenté con un maestro de pintar panderos para molelle los colores, y también sufrí mil males.
964 He servido en la frontera en un cuerpo de milicias; no por razón de justicia como sirve cualesquiera. 965 La bolilla me tocó de ir a pasar malos ratos por la facultá del ñato, que tanto me persiguió. 966 Y sufrí en aquel infierno esa dura penitencia, por una malaquerencia de un Oficial subalterno.
Peligroso mortal, no más te goces envenenando ufano mi existencia; demasiado sufrí, déjame al menos que triste muera aquí con mi inocencia.
Cierto banquero al mandarle el importe de una cuenta que le pareció excesiva le escribió diciéndole, poco más o menos: «le remito a usted lo que me pide y siento no poder seguir llamándome amigo de quien me trata con tan poca consideración.» Dije a Pepe que esto me parecía humillante y repuso: «lo que hace falta es que pague.» «Mejor sería repliqué que cobrases algo menos y conservaras la amistad de un hombre que podría regatearte de mal modo lo que te da.» Me miró de alto a bajo y contestó: «el mejor amigo... un duro.» Sufrí un desencanto y callé por espíritu de sumisión; pero se me hizo dura la conformidad.
Confieso que fué por mi culpa... No tuve constancia ni firmeza para desafiar y despreciar la opinión pública y sufrí débilmente la influencia de cobardes consejos. Me alejé un poco de esas desgraciadas señoras y cuando volví hallé la puerta cerrada y los corazones llenos de desdén... Por eso he paseado por el mundo entero mi tristeza durante diez y ocho meses, sin lograr calmarla.
Donde iré es a la gloria, casándome con mi riuseñor moreno, llevándomelo al nidito de Matanzuela... Pero ¡ay, niña! ¡Lo que yo sufrí desde aquel día! ¡Las penitas que pasé para decirte «te quiero»! Venía a Marchamalo por las tardes cuando había hecho buen alijo, con una porción de indirectas bien preparás para que me comprendieses, y tú ¡ná! como si fueses la Dolorosa, que mira lo mismo en Semana Santa que en el resto del año.
Todas las vejaciones, todas las humillaciones que sufrí durante ese tiempo, se han grabado en mi alma con caracteres indelebles; han endurecido completamente mi corazón y me han inspirado la indiferencia y la desconfianza para con todas las criaturas humanas.
Sin embargo, fue tan grande mi deseo de que mi hija supiese quién era su padre y de que él declarase que lo era, que yo vencí mi repugnancia, humillé mi soberbia y acudí a Juan Maury con mi pretensión. Le escribí varias cartas a las que no se dignó contestar, y yo sufrí y devoré su desprecio.
Pero ¡cuánto sufrí por dentro! Ellos corrieron, galoparon, se nos adelantaron a la ida y a la vuelta. El vicario y yo permanecimos siempre serenos, como las mulas, sin salir del paso y llevando a doña Casilda en medio.
Palabra del Dia
Otros Mirando