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Actualizado: 8 de julio de 2025


Los hijos i familias de estos quedaban reducidos á la mayor pobreza, pero qué importaba á este monarca la despoblacion i miseria de sus pueblos, si con sus conquistas se aumentaban las tierras de sus dominios, i con las guerras que tenia que sustentar para la conservacion de lo conquistado cargaba á la infeliz España con el peso de muchos tributos: los cuales si la hacian poderosa por las armas en los reinos estraños, en los propios la reducian al estremo de pobreza que mas claramente se vió luego en los últimos años del reinado de Felipe II, i en todos los de sus sucesores Felipe III, Felipe IV, i el necio Cárlos II ?

Lejos de ello, sólo dejaba los cántabros para mezclar a sus sucesores en la epopeya de Covadonga o en los líos de los «Bandos» de Castilla; y ya puesto aquí con los ditirambos a sus ínclitos «antepasados», recorría con ellos las cinco partes del mundo, hasta no saber por dónde se andaba, ni yo tampoco.

La Sevilla de tiempos de Don Alonso X tuvo que ser la misma, ofreció el mismo aspecto, que la de los monarcas sucesores, hasta llegados los comienzos del siglo XVI. ¿Y cómo fue? Veámoslo.

Sin embargo, Alfinger y sus sucesores no lograron establecer la autoridad española más allá de una faja estrecha a lo largo de la costa. Sólo en el año 1545, cuando el gobierno español despachó a Juan de Carvajal y anuló la concesión de la familia de Belzares, se logró establecer una colonia permanente en el interior.

Sus sucesores Al-Mundhir y Abdullah alcanzan el mismo destino: enérgicos y resueltos cuando se trata de hacer la guerra y de administrar justicia, nada hacen por el progreso del arte. ¿Ni cómo es posible que consagren al mundo de la belleza sus meditaciones un príncipe como Al-Mundhir, que apenas brilla cual fugaz metéoro pasando en dos años escasos de su proclamacion en Córdoba á su muerte en el campo de batalla, y un príncipe como Abdullah, su hermano, que aunque llamado á encanecer bajo el solio, vive siempre envuelto en una atmósfera de sangre y de esterminio?

Pue, que investigó el asunto un siglo más tarde, creía igualmente, y uno de sus recientes sucesores en el mismo empleo cree también á puño cerrado, que Perla no solo vivía, sino que estaba casada, era feliz, y se acordaba de su madre, y que con el mayor contento habría tenido junto á y festejado en su hogar á aquella triste y solitaria mujer.

Somos como los peces en el mar; ¿me entiendes, Alcaparrón? Los peces viven en la misma agua en que se disolvieron sus abuelos y en la que laten los gérmenes de sus sucesores. Nuestra agua es el ambiente en que existimos: el espacio y la tierra: vivimos rodeados de los que fueron y de los que serán.

Lo segundo, que los Señores, que forman la precedente corporacion, comparezcan sin pérdida de momentos en esta Sala Capitular á prestar el juramento de usar bien y fielmente sus cargos, conservar la integridad de esta parte de los dominios de América á nuestro amado Soberano, el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores, y observar puntualmente las leyes del reino.

Pasman el esfuerzo constante y el secular empeño, primero del Infante Don Enrique y después de sus sucesores y de su pueblo para conseguir el triunfo que han conseguido.

Era inmensamente rico: ¿por qué no mantener un lujo que era la suprema ilusión de todas ellas?... No le ofendía que de este lujo disfrutasen sus sucesores. Experimentaba un orgullo de dios al hacer sentir á todas horas su generosidad sin dejarse ver. En París, una joyería dirigida por un judío de origen español trabajaba solamente para los regalos del príncipe.

Palabra del Dia

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