Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Y de pronto rompe en una larga risa cristalina; su cuerpo vibra; sus hombros suben y bajan nerviosamente. Yo no sé, Azorín; yo no sé lo que yo quisiera. Pepita no desea nada. Tiene un bello pelo rubio abundante y sedoso; sus ojos son azules; su tez es blanca y fina; sus manos, estas bellas manos que urden los encajes, son blancas, carnosas, transparentes, suaves.
Las columnas de humo blanquísimo que suben en forma de corona desde el momento en que rompe su marcha majestuosa el tren, el vuelo solemne é imponente de su carrera, que parece conducir por el aire á los carruajes, tiene tambien su poesía.
Mi coche está ahí. Iremos juntos. ¿Adonde nos dirigimos? Telefonaremos a las señoras, que vendrán a reunirse con nosotros, y así se conocerán mejor. Dicho y hecho; el vizconde y el señor Ocervo suben a la misma limosina; todo el mundo está locamente alegre, menos el chauffeur del vizconde, que no comprende nada de esto.
Por la tarde, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños, suben a la colina del Escobillar, donde un viejo borrachín, ya medio loco por el aguardiente, y muy conocido de mis paisanos, clava una gran cruz de madera en una roca de la vertiente oriental, al son de las músicas, al estallido de los petardos, y al disparar de los morteretes.
Llevan unos zapatitos de charol, fina obra de los zapateros de Elda, y sobre el traje negro resaltan los delantales blancos, que se extienden ampliamente por la falda y suben por el seno abombado, guarnecidos de sutiles encajes rojos. Por la mañana, Pepita, Carmen, Lola se peinan en la entrada, luciente en sus mosaicos pintorescos.
Frecuentemente, antes de emprender un largo viaje marítimo, los marinos suben en peregrinacion á la capilla para hacer ofrendas á la virgen milagrosa y pedirle proteccion. Otras veces un voto, hecho en los momentos solemnes del peligro, en las soledades del Océano, es lo que va á cumplir sobre la árida montaña ese sér indiferente a todo, connaturalizado con la tempestad, que se llama un marino.
Pues grande va a ser la trasformación manifestó Aviraneta , si se ha de juzgar de ella por lo que chilla esta caterva de pavipollos.... ¡Santa Mónica, cuántos suben ahora, y qué pico tienen!
Lo vamos á decir con vergüenza; pero lo vamos á decir. Tenemos miedo, lo que se llama miedo, de vernos en Paris. Presumimos que nos va á suceder lo que á los monos de poco tiempo: se suben al árbol para coger cocos, y las más de las veces son aplastados por la misma fruta que quieren coger.
Cerca de ellos estaba un coche, la portezuela se abre, ambos suben, el carruaje empieza su marcha.... Todo está perdido; ya no hay remedio. Al dia siguiente estaban en Livorno; al otro dia en Génova; al tercero en Marsella, al cuarto en Paris. Se hospedan en uno de los muchos hoteles de la calle de Buenavista, de la calle en que estamos nosotros, casi enfrente de nuestro hotel.
Por gravitación misteriosa el señor Colignon va a Belarmino. Es error vulgar suponer que la fuerza de la gravitación hace caer los cuerpos. Esto de caer supone la noción de arriba y abajo, y en el espacio infinito no hay arriba ni abajo; los cuerpos y las almas unas veces suben hacia abajo y otras caen hacia arriba.
Palabra del Dia
Otros Mirando