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Actualizado: 29 de julio de 2025


Llegaron, pues, los japoneses acompañados del padre Luís Sotelo, excitando extraordinariamente la atención del pueblo, los portes y vistosos trajes, las armas y adornos que el embajador Fraxecuera Rocuyemon lucía y los personajes que le acompañaban.

Doña Elvira su madre con recelo Procura por su hija; pero viendo Que no parece, grita hácia el cielo, Sus dorados cabellos descogiendo. Sotelo revolvió con grande duelo, Y entre los Chiriguanas se metiendo, Sacaba á la doncella, aunque llovian Las flechas ya sobre él que le cubrian.

Las demás cosas las sabrá V. S. de parte del Padre Fray Luís Sotelo, á quien nos remitimos en todo. Si algo del gusto y servicio de V. S. se ofreciere en este Reino, avisándonos se acudirá á ello con puntualidadCon la carta entregó el embajador al Asistente una espada de gran mérito y valor, siendo despedido luego á la puerta del Ayuntamiento con la misma ceremonia que había entrado.

No he de detallar los diversos motivos de aquel caso, que se debió principalmente á las gestiones que en el Japón y en el ánimo del rey de Vojú hizo un fraile misionero hijo de Sevilla, donde había vivido en 1574, fray Luís Sotelo, el que más tarde sufrió allí cruento martirio.

Para terminar, diré que el padre Luís Sotelo, al volver al Japón, cayó en manos del gobernador de Nagasaki en 1622, siendo preso y condenado á morir quemado á fuego lento, llevándose á cabo la bárbara sentencia en 25 de Agosto de 1624.

Al Audiencia de Charcas despachados, Por Lerma fueron presto ya los presos, Con papeles y causas y recados, Formados á la larga los procesos. Tambien salieron otros condenados A galeras, por ser hombres traviesos: Hernan Mesia, Sotelo con Rubira; Su causa en el Audiencia bien se mira.

«Y sabiendo la grandeza y riqueza de esa noble república, y también que es patria del Padre Fray Luís Sotelo, de verdad he cobrado á V. S. grande y particular amor: y la causa principal que á ello nos mueve, es porque el primer hombre que nos enseñó en este Reino, el camino de la verdad y la Santa Ley de Dios, es rama brotada y salida de esa generosa raíz

Dos días después de su llegada, se presentaron el embajador y su séquito en las Casas Consistoriales, siendo recibido con ceremonia por los veinticuatros y el Asistente, el cual recogió la carta de que era portador Fraxecuera Rocuyemon, mediando frases de cumplido y diplomacia entre unos y otros por medio del padre Sotelo, que hacía de intérprete.

Pacheco, Pedro Mexia, Pedro Núñez Delgado, Espinosa de los Monteros, Alonso de Morgado y tantos otros más que ennoblecieron nuestra patria, recogerian, amorosamente, libros impresos y manuscritos, monedas y cuantos objetos curiosos venían á sus manos, afición que no decayó en los ilustres varones sus sucesores, trasmitiéndola á su vez á los que florecieron en el siglo XVIII, entre los cuales sobresalió por su amor é inteligencia en artes, letras y antigüedades el famoso D. Francisco de Bruna, á quien por su autoridad y prestigios llamaron, nada menos, que el Señor del Gran Poder, representante de la cultura sevillana de su siglo; muchos de todos los cuales, así como de los contemporáneos, trataremos en otra ocasión, para no fatigar al lector demasiado, con este ya tan largo artículo, contentándonos por ahora con citar los nombres de sus ilustres contemporáneos, Valiente, Serna, Sotelo, Blanco, Lista, Reinoso, Arjona, Forner, Oviedo, Marmol, Germán y Ribón y Baquerizo, con otros más que no recordamos en este momento.

Murió á cabo de dias, y no habia El Lerma su negocio fenecido; Despues que muerto fué, se fenecía, Y el negocio á los Charcas salido, El Audiencia lo hecho rescindía. Hernan Mesía y Rubira han recibido Contento con Sotelo, y se holgaban, Por ver como por libres ya les daban.

Palabra del Dia

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