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Actualizado: 19 de junio de 2025
Si iba al café, aun sacrificando sus apetitos al gusto de los demás parroquianos, por evitar escenas como la consabida del sorbete, notaba que los mozos le servían más tarde y peor que á todo el mundo; porque en el centro de la tolerancia y de la despreocupación se juzga y se respeta á los hombres en razón directa de la excelencia del corte y calidad de sus vestidos.
Currita, impulsada por el repostero de Butrón, llegaba a las columnas de Hércules de la celebridad femenina. ¡Magnífico! exclamó tomando uno la duquesa de Bara . El pensamiento es oportuno... Curra simbolizada por un sorbete... No se puede dar imagen más completa de su frescura. ¿No es verdad, Diógenes?... Diógenes acudió, arrastrando los pies, y se dejó caer en una silla. Estoy malo dijo.
Es la primera tiple absoluta del Teatro Real... ¡Una hermosa mujer!... y nada arisca... Si te parece, vamos a dar la vuelta para que la veas bien... Y sin más aguardar, hizo revolver al caballo y se puso a seguir el coche de la Albini, y en toda la tarde no le perdió de vista. Cuando oscureció se fueron a tomar un sorbete al Iris y después a casa.
Sorbete Josefina García estaba aquella noche muy compuesta y emperejilada en el paseo de las Filas, y la acompañaban las de Sobrado. Cuanto se ponía Josefina ajustábase siempre a los últimos decretos de la moda, no sin cierta exageración y nimiedad, que olía a figurín casero.
Riéronse mucho las damas, entonando el consabido estribillo: ¡Qué cosas tiene! y Carmen Tagle, para desagraviarle, le ofreció un sorbete diciendo: Vamos, hombre... Tómate un Curra Albornoz y te curas... No es más indigesta la ensalada de pepinos que el suelto de El Puente de Alcolea, y ahí la tienes a ella bailando tan fresca.
En una ocasión quiso hacer sorbete de piña: se decía muy perito en la fabricación de helados. Le trajeron todos los enseres de un café vecino. Después de bregar con afán bastante tiempo, salió al fin una quisicosa fea y desabrida, lo cual le entristeció tanto, que Clementina, para alegrarle, tomó sin deseo alguno una gran copa del brebaje.
Confesad, mi querida tía, que la señorita de Aurigney parece un sorbete. ¡Tú sí que pareces un sorbete! Acabaré por creer que tus dificultades reconocen por causa una resolución tomada de antemano. Pero, mi buena tía, usted me pide que le manifieste mis impresiones, y así lo hago lealmente. Sí, pero es que encuentras objeciones a todo, y objeciones casi siempre pueriles.
SORBETE DE MELOCOTÓN. Se toman melocotones muy maduros; se cortan a pedazos, se tiran los huesos, y a los pedazos se les da un hervor en un cazo con un agua. Se pasan por un tamiz, procurando pase toda la pulpa, añadiéndole por kilo de melocotones medio de azúcar que se habrá deshecho en el fuego con un poco de agua.
Entremeses variados, caldo español, arroz con menudillos, tortilla con sesos, cola de merluza asada, anguilas con salsa de tomate, becadas, alcachofas rellenas, pavo asado, riñones al jerez, jamón en dulce, sorbete de melocotón, bizcocho para banquete, frutas, quesos y dulces, vinos, café y licores. Tercero.
Un mozo se presentó, no poco alarmado con el estrépito. ¿Qué demonios se puede tomar aquí para quitar la sed, que no se parezca á esa melecina condenada que me has dado? le preguntó el mayorazgo, señalando el estrellado sorbete. Lo que usted pida, señor contestó el otro, luchando por contener la risa. Pues tráete ... media de tinto. ¡De tinto! ¿Cómo? ¿Cómo? En sangría.
Palabra del Dia
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