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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Pensó por un momento traerla á Bilbao, pero había desistido de ello, no por miedo á la familia, sino por temor á la villa hipócrita y triste, que toleraba el amancebamiento con criadas y costureras, que cerraba los ojos ó sonreía bondadosa ante el capricho del rico con mujerzuelas que no abandonasen su condición de pobres, pero se escandalizaba y enfurecía ante la cocotte, la hembra que pusiera en sus sonrisas algo de distinción, y rodeara de una sombra de amor las necesidades de la carne.

Quitad á vuestros rostros, á vuestros talles, á vuestras miradas, á vuestras sonrisas, á vuestros saludos, á vuestra palabra, la originalidad propia de vuestro país, y sereis estátuas vestidas. Decid merci y sois francesas; no sois lo que sois realmente, porque vosotras sois españolas.

La dama contesta con la más graciosa de sus sonrisas y un movimiento encantador de cabeza y murmura á la amiga que asiente, entre dos indolentes abanicazos: ¡Qué pretencioso! Chica, está loco enamorado. Entre tanto los golpes menudean: ¡bum-bum-bum! ¡toc-toc-toc! ya no quedan más que dos palcos vacíos y el de S. E. que se distingue por sus cortinas rojas de terciopelo.

La verdad era que Reyes no tenía nada que explicar en rigor, pero no importaba; de todas suertes, aquello le parecía interesante al médico, que, serio en medio de sus sonrisas corteses, siguió al esposo atribulado por la calle.

El resto de la conversación no fue escuchado por la joven. Un pensamiento desolador absorbía su espíritu. Pero en breve fue despertada por el alboroto de las despedidas. Promesas de volver a verse pronto, apretones de manos, actitudes coquetas, graciosas muecas, sonrisas afectuosas, todas estas manifestaciones vehementes parecían brotar de los sentimientos más sinceros.

Todos se reirán de .... Mira, dije á mi compañera, Paris tiene la presuncion de ser el pueblo universal; España está dentro del universo, de modo que cumples hablando en español. A las once y cuarto estábamos en la tertulia. Muchas sonrisas, muchos gestos, muchas contorsiones, muchas luces, muebles magníficos, un gusto refinado en todas partes, una comedia deliciosamente ejecutada.

La Gorgheggi era mucho más alta que Emma, y esta, a su lado, sentía como una protección varonil que la encantaba; además, aquello de ver de cerca, tan de cerca, lo que estaba hecho para que todo el pueblo lo mirase y lo admirase de lejos, la envanecía, y satisfacía una extraña curiosidad; la envanecía más el pensar que a ella sola, a Emma, se consagraban ahora aquellas sonrisas, aquellas miradas, aquellas palabras, que eran ordinariamente del dominio público.

Sus ojos parecían tener las tintas cambiantes del mar: negros á unas horas, azules á otras, verdes y profundos cuando reflejaba la luz del sol como un punto de oro. Se sintió atraído por su sencillez, por la gracia tímida de sus palabras y sonrisas.

Al través de las sonrisas nerviosas que iluminaban su rostro por momentos y de las cortadas frases enigmáticas, se percibía el malestar, la inquietud y hasta un dejo de odio. Sonó la campana de la verja repetidas veces. El salón se pobló en pocos minutos con las quince o veinte personas que estaban invitadas. Llegó la marquesa de Alcudia sin ninguna de sus hijas.

Palabra del Dia

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