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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Teulaí, tranquilo como hombre que a nadie teme y cuenta en último término con un refugio en la montaña, volvió al inmediato pueblo en busca de su sobrino, satisfecho de su hazaña. Al tomar al pequeñuelo de manos de la aterrada vieja, casi lloró. ¡Pobret! ¡pobret meu! dijo besándole. Y su conciencia de tío inundábase de satisfacción, seguro de haber hecho por el pequeño una gran cosa. La pared
Para ser un político gallego, lo primero que se necesita es ser pariente de otro político gallego. El hijo de un gran político gallego tiene, desde su nacimiento, categoría de ministro; el sobrino tiene categoría de subsecretario o de director general, y así sucesivamente.
Se comprende fácilmente: el padre es el duque de Lerma; el hijo, el de Uceda; el otro, don Baltasar de Zúñiga, y el sobrino, el conde de Olivares, esto sin contar el de Lemos y otros... ¿De modo que habéis vivido engañando á todo el mundo? El amor al dinero... Porque sin el dinero... ¿Habéis llegado al punto de matar por el dinero? ¡Ah, no, señor; no, señor! exclamó todo horrorizado Montiño.
Y entonces fue cuando el señor Fermín, valiéndose de su influencia con los Dupont, hizo a Rafael aperador del cortijo de Matanzuela, propiedad del sobrino del difunto don Pablo. El tal Luis había vuelto a Jerez hecho un hombre, después de una continua peregrinación por todas las universidades de España, buscando catedráticos de manga ancha que no tuviesen empeño en malograr futuros abogados.
Habíamos quedado en vernos en San Felipe. Pero urge, urge. Así, pues, os vendréis conmigo. ¡Sin almorzar! dijo el cocinero . ¡Yo que venía con él para que almorzase! Donde yo le llevo almorzará mejor. ¿Mejor que en mi casa? Sí, señor; vuestro sobrino, señor Francisco, almorzará hoy mejor que el rey.
Se animó el sobrino con estas palabras.
Pedante hubo historial, que afirmó merecer castigo el poeta, que contra la verdad de los anales portugueses, avía hecho pastor al Duque de Coimbra Don Pedro: siendo así que murió en una batalla, que el Rey D. Alonso su sobrino le dió, sin que le quedasse hijo sucessor, en ofensa de la casa de Avero, y su gran Duque, cuyas hijas pintó tan desembueltas, que contra las leyes de su honestidad, hicieron teatro de su poco recato la inmunidad de su jardin, como si la licencia de Apolo se estrechasse á la recoleccion histórica, y pudiese fabricar sobre cimientos de personas verdaderas, arquitecturas del ingenio fingidas.
Después, y libre ya por algunas horas, tomó su capa y su espada y se fué á Santo Domingo el Real, y oyó misa, y procuró oírla, porque el cocinero mayor no tenía pensamiento más que para el cofre y para el sobrino postizo. Apenas hubo concluído la misa, cuando tomó á buen paso el camino de la calle de Amaniel.
Y concluidas las misas, se iban por la calle Mayor adelante en busca de emociones puras, inocentes, logradas con la oficiosidad amable del uno y el dinero copioso de la otra. No siempre se ocupaban de cosas de comer. Repetidas veces llevó Estupiñá cuentos como este: «Señora, señora, no deje de ver las cretonas que han recibido los chicos de Sobrino... ¡Qué divinidad!».
El Rey con esta embaxada tuvose por satisfecho del sentimiento pasado por no haber querido admitir al Infante D. Fernando su sobrino en su Nombre.
Palabra del Dia
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