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Actualizado: 20 de junio de 2025
Ayuntamiento se sirvió erigir y publicar, á consecuencia de las facultades que se le confirieron en el Cabildo abierto de 22 del corriente; y porque puede, habiendo reasumido la autoridad y facultades que confirió, y mediante la renuncia que ha hecho el Sr.
Llegó á la ciudad de Buenos Aires á la una y media del dia, y habiendo entrado al Fuerte y siendo avisado nuestro Capitan General, mandó Su Señoría subiese arriba: á quien entregándole los pliegos, y leidos, se sirvió permitirle fuese á descansar hasta el otro dia de mañana, pues ya hacia tres dias y dos noches no habia dormido ni descansado dicho capitan. Dia 5.
Javoques, el representante de mejor carácter entre todos aquellos procónsules, fue quien sirvió a mi madre tan bien como las circunstancias y su deber le permitieron, y quien la recibió en audiencia escuchando con respeto y atención cuanto le expuso.
Llevóme á una casa inmediata, hizo que me metieran en la cama, y me dieran de comer, me sirvió, me consoló, me halagó, me dixo que no habia visto en su vida criatura mas hermosa, ni habia nunca sentido mas que le faltara lo que nadie podia suplir.
En la comida de la tarde se nos sirvió un plato de tiburón, del cual podemos decir sucede con él lo que con otros muchos animales, que no se comen porque la tradición, sin consultar con el paladar, ha puesto su veto, veto que nosotros hasta cierto punto podemos desmentir respecto al tiburón, el cual tiene gastronómicamente considerado, mucha semejanza con el llamado cason.
Apuró a Sabel reclamando la cena, pues traía un hambre feroz. Sabel la sirvió en persona, por hallarse aquel día muy ocupada Filomena, la doncella, que acostumbraba atender al comedor.
Eres un pobre hombre y no tienes nada del virum fortem.... No corras tanto, ¡caramba! ¡Tras de que deseo acompañarte hasta tu casa!... De poco sirvió al mayorazgo esta reprensión. El seminarista apretó el paso, renegando de su mala estrella; dejó á medio camino al importuno, y no paró hasta la cocina de su padre, donde se presenta con el humor más perro del mundo.
Le animaba la antigua fiebre oratoria y hablaba como en los mítines, cuando no podía contener su palabra entre los aplausos, las protestas y el oleaje de la muchedumbre resistiendo a la Policía. El asombro del sacerdote sirvió para excitarle más. Felipe II continuó era un extranjero, alemán hasta los huesos.
Mientras tanto, D. Bernardo, de malísimo talante, no tanto por la travesura de su hijo como por las incorrecciones de su esposa, sirvió la sopa a todos los comensales, llenando también el plato de aquélla y el de su hija ausente. Al llegar al de Enrique, dijo en tono perentorio: Niño, ven a sentarte a la mesa. Pero Enrique se hizo el sueco y siguió gimiendo y pataleando a ratos.
Es muy probable que en esta época escribiera la comedia titulada El sitio de Breda, que se representó en los teatros de Madrid, poco después de la rendición de esta plaza, en 2 de junio de 1625. No se sabe cuánto tiempo sirvió en el ejército español.
Palabra del Dia
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