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Actualizado: 9 de junio de 2025


La Humanidad es Dios, la Virgen y todos los santos juntos.... Tente, hombre, tente, que te vuelves loco.... Tan sólo saco en limpio que no habiendo buenas obras, todo es, como si dijéramos, basura... ¡Ay Dios, qué pena, qué pena...! Si me pones bueno á mi hijo, yo no qué cosas haría; ¡pero qué cosas tan magníficas y tan...! ¿Pero quién es el sinvergüenza que dice que no tengo apuntada ninguna buena obra?

Fijaba en el pintor unos ojos paternales... «Un mozo interesante el tal Argensola.» Y al pensar esto, no se acordó de las veces que le había llamado «sinvergüenza» sin conocerle, sólo porque acompañaba á su hijo en una vida de reprobación. La mirada de Desnoyers se paseó con deleite por el estudio. Conocía los tapices, los muebles, todos los adornos procedentes del antiguo dueño.

En cambio, si quiere entrar en la política, o si es aristócrata, se compra unos floretes, unas zapatillas y una careta y se inscribe en una academia de esgrima. En Inglaterra no existe el honor caballeresco, y en Barcelona, tampoco. Un barcelonés puede ser un hombre muy digno y hasta un hombre muy sinvergüenza sin necesidad ninguna de tener honor; pero no así un madrileño.

Yo creo, Gabriel, que ésa está peor que ... ¡Los hombres! ¡Con su honor y demás mentiras! Lo honrado es tener caridad, compasión al semejante, y no hacer mal a nadie. Eso lo dije el otro día al sinvergüenza de mi yerno, que se indignó viendo que marchaba a Madrid en busca de la chica.

Ratos había en que se quedaba embobado, despachando automáticamente lo que le pedían, hasta que la severa y desapacible voz de Frasquita venía a turbar sus arrobos con frases crueles. ¿En qué piensas, burro? solía decirle ; ¿te estás acordando de aquella sinvergüenza? ¡Cochino! Otras veces era más expresiva y humillante.

Se contuvo, esperando que algún día se las pagaría aquel sinvergüenza, y adoptando un tono desenfadado explicó su aparición. Salía del baile, donde se había aburrido como un perro en misa y, sintiendo sed, se había metido en el café á tomar una limonada. Y al decir esto batió las palmas y se la pidió al mozo. , ya que has estado en el baile replicó Antonio con la misma sonrisilla guasona.

Poco después se largaron otra vez por esos mundos a buscarse la vida, con gran contentamiento de todo el lugar, y hasta de la pobre mujer de uno de ellos. A principios de este otoño en Tablanca que había vuelto el casado y que por aquí andaba tan sinvergüenza y haragán como siempre; pero yo no le he visto, ni a nadie he oído hablar de él.

Ya no haces caso del sinvergüenza de tu maridillo». Celebro que te conozcas. ¿Qué quieres? Que me quieras y me hagas muchos mimos. Yo soy así. Reconozco que no se me puede aguantar. Mira, tráeme agua azucarada... templadita, ¿sabes? Tengo sed. Al darle el agua, Jacinta le tocó la frente y las manos. «¿Crees que tengo calentura?». De pollo asado. No tienes más que impertinencias.

Le echaban en cara el vino y los manjares con que le habían atiborrado á todas horas. ¿Oyes, ladrón, lo que dice el doctor? Tu afición al champagne. Estarías borracho y por eso nos has hecho perder, cochino. Ochenta mil duros, ¿te enteras, sinvergüenza? Más de ochenta mil duros hemos perdido por tu culpa.... Por allá no vuelvas: te mataremos á patadas si apareces en las minas.

En todo caso los varios éramos nosotras y el pobre Julio era la sinvergüenza. A Charito no la enfadaba tanto el chisme como el hecho de que Adriana esquivaba la entrevista con Muñoz y en cambio la había obligado a hacerse amiga de Julio, a quien detestaba.

Palabra del Dia

rigoleto

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