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Actualizado: 22 de junio de 2025


Las nubes del poniente confusamente coloreaban el paso del sol; su luminoso disco se aproximaba á su ocaso, cuando un grito se escapó de todos los labios y una fuerte palpitación se experimentó en todos los pechos. Estábamos en el vértice. Teníamos la profunda sima del volcán bajo nuestros piés.

La Sima de Cabra, que tanto llamó la atencion de Cervantes, se abre á un lado de aquella sierra en el llano que hay á la espalda del tajo que llaman de Camarena. Las generaciones unas á otras han ido desde una época muy remota legándose maravillosas tradiciones y consejas que la hacen objeto de pavor entre la gente sencilla. Rasis decia que era una de las puertas de la caverna de los vientos.

Ha caido la Roma de los cónsules, Grecia se anquilosa en la vida de sus piedras heladas. Toda gloria mundana se sepulta en la sima del Espacio infinito por la acción corrosiva de las Horas en pos de las Horas.

A las dos de la mañana estuvo a punto de zozobrar la chalupa. Cogida entre dos olas, fué lanzada al aire a bastante altura y cayó en un abismo, cuyas líquidas paredes se cerraron en seguida. ¡Fué un momento terrible! Todos, al verse caer en aquella profunda sima, se dieron por muertos, considerando imposible volver a salir de ella.

Sobre sus bordes, algunos arbustos inclinan sus tallos hacia la superficie azul, que se ve por entre las ramas de la encina; sólo un abedul deja caer por encima de la sima sus ramas delicadas. Al llegar á estos parajes es preciso tomar algunas precauciones, porque el suelo está demasiado accidentado y los pozos no tienen ningún brocal como los que construyen los ingenieros.

Las niñas se habían retirado a descansar, fatigadas por el estertor incesante y penoso que las crispaba los nervios. Doña Manuela estaba inmóvil, pensando en la sima que se abría a sus pies y en la que iba a caer irremisiblemente, encontrando al final lo que tanto la asustaba: la miseria. Bien adivinaba ella el concepto en que ahora la tenían las familias amigas.

Comencé a remar despacio, con cuidado, haciendo la menor violencia, para que no saltaran los tapones del bote. Yo miraba a Recalde, y Recalde miraba el agujero enorme del Izarra, que iba haciéndose más grande a medida que nos acercábamos. Veía el terror representado en los ojos de mi compañero. La sima abría ante nosotros su boca llena de espumas.

Al mismo tiempo los fugitivos, rehechos y animados por sus jefes en la hondonada, dieron principio a la segunda embestida, siendo tan bravo y rápido esta vez el avance que, a pesar de otras dos descargas, las compañías, poco mermadas, llegaron cerca del reducto inmediato a la sima.

Los resultados de semejante doctrina se hallan patentes en la triste suerte que ha cabido á tan brillante como malogrado ingenio; abrió una sima en que se hundia toda verdad; el primero que se ha sepultado en ella, ha sido él mismo. Apelar á la autoridad de los demás en todo y para todo, despojar al individuo de todo criterio, era anonadarlos todos, incluso el que se pretendia establecer.

Y hay más: que no parece sino que el jumento entendió lo que Sancho dijo, porque al momento comenzó a rebuznar, tan recio, que toda la cueva retumbaba. ¡Famoso testigo! -dijo don Quijote-. El rebuzno conozco como si le pariera, y tu voz oigo, Sancho mío. Espérame; iré al castillo del duque, que está aquí cerca, y traeré quien te saque desta sima, donde tus pecados te deben de haber puesto.

Palabra del Dia

vorsado

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