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Actualizado: 28 de junio de 2025


En ocasiones semejantes se le permitía al pueblo, y hasta se le animaba, á que se solazara y dejase sus diversos trabajos é industrias, á que en todo tiempo parecía se aplicaba con la misma rigidez y severidad que á sus austeras prácticas religiosas.

Eso es malo, eso es despreciar los caminos naturales de la piedad, es despreciar con orgullo egoísta la sana moral, pretendiendo, por abismos y cieno y toda clase de podredumbre, llegar a donde los justos llegan por muy diferentes pasos. Dispénseme si hablo con esta severidad: en este momento es indispensable.

¡El tío Manolillo!... ¡el bufón del rey! exclamó aumentando en severidad el padre Aliaga . ¡Pero levantáos y seguid! ¡Sigamos, corriendo, volando, si pudiéramos! ¡Llevadme al lugar donde esa criatura va á morir, donde está muriendo acaso!

Parecía haber enflaquecido desde la víspera, y sus cabellos, antes entrecanos, estaban completamente blancos. Alrededor de sus ojos hundidos y excitados por una fiebre ardiente, había un círculo rojo. Francisco Martínez Montiño había llorado mucho. Primero por su dinero: después por su mujer y por su hija. Os he esperado con impaciencia, Montiño le dijo con severidad el duque.

El mejor medio era dar un gran escándalo que le hiciera indigno de las santas y respetables funciones que a despecho suyo querían conferirle. Esto no era fácil, porque Arturo, tanto por carácter como por educación, no podía prestarse a nada que afectase a su honradez y severidad de principios.

La inteligencia con que el joven sacerdote iba leyendo cada vez más claro en las cosas de la vida; el carácter con que indultando el error insistía en lo juicioso, y su buen corazón, merced a cuyo generoso impulso sabía hacer dulce la misma severidad, constituían en Lázaro una personalidad extraña, sencillamente buena, tan digna de estudio en su candidez como otras por su originalidad o extravagancia.

Hojeda se mantuvo silencioso algunos instantes; después, parándose de pronto y cogiendo a nuestro joven por el brazo con mucho aparato de misterio, y esforzándose por dar a su voz y a sus ojos la mayor expresión posible de severidad, le dijo: ¿Sabes, Miguelito, por qué hago yo todas estas cosas? ¿Por qué?

Era un hombre pequeño, vivo e inteligente, muy conocedor de los asuntos políticos, atraído a la vez por el partido griego y la influencia inglesa, pero inclinado a la oposición y siempre dispuesto a juzgar con severidad los actos del lord comisario.

Así es que he observado repetidas veces, con qué terrible facilidad se desflora y degrada este sentimiento exquisito de la honradez en las almas mejor dotadas, no solamente al soplo de la miseria, sino al simple contacto de la escasez, y debo velar sobre con severidad, para rechazar en adelante como sospechosas las capitulaciones de conciencia que parecen más inocentes.

En cualquier caso ésas son niñerías o quisquillas que si fueras otro no te las perdonaría. Pero estás malo y te compadezco. No le vi más durante dos o tres días. Tuvo la severidad de tratarme con rigor. Se informó de por mi criado y supe que se preocupaba de mi estado y me vigilaba sin aparentarlo. Cada día de inacción me agotaba más y más me desmoralizaba.

Palabra del Dia

rigoleto

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