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Actualizado: 6 de junio de 2025


En mis paseos delirantes descendia a la profundidad de las cavernas de la muerte para estudiar su causa en sus efectos, y desde los montones de huesos y del polvo de los sepulcros, me atrevia a sacar consecuencias criminales; consagre las noches en aprender las ciencias secretas olvidadas hace ya mucho tiempo.

¡Granada, mi Granada! yo soy tu peregrino que vago en lo pasado, buscando gloria y fe: yo tengo entre sepulcros abierto mi camino, é impúlsame potente la mano del destino, á recibir aliento de lo que grande fué.

Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen? 26 Y navegaron a la tierra de los gadarenos, que está delante de Galilea. 27 Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de muchos tiempos; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros.

En la suave sombra del retiro hallé la paz, la paz que a un mismo tiempo nos ablanda y fortalece, y que mira tranquila los golpes de la suerte como el santo mira los sepulcros. ¡Dulce olvido de la marcha del tiempo, suave alejamiento de los hombres, que llevas a amarlos más que su trato!, sacas blandamente de la herida el dardo que en el alma clavó la injusticia.

Los pasos resonaban con eco gigantesco, como si se conmovieran todos los sepulcros de reyes, arzobispos y guerreros ocultos bajo sus baldosas. El frío era más intenso en la iglesia que fuera de ella.

Sólo en su presencia Su propia desnudez el alma advierte, Su propia voz escucha la conciencia. Y pienso aún y con pavor medito Que del Silencio la insondable calma De los sepulcros es tremendo grito Que no oye el cuerpo y estremece el alma!

-No con menor lo cuento yo -respondió don Quijote-; y así, digo que el venerable Montesinos me metió en el cristalino palacio, donde en una sala baja, fresquísima sobremodo y toda de alabastro, estaba un sepulcro de mármol, con gran maestría fabricado, sobre el cual vi a un caballero tendido de largo a largo, no de bronce, ni de mármol, ni de jaspe hecho, como los suele haber en otros sepulcros, sino de pura carne y de puros huesos. Tenía la mano derecha (que, a mi parecer, es algo peluda y nervosa, señal de tener muchas fuerzas su dueño) puesta sobre el lado del corazón, y, antes que preguntase nada a Montesinos, viéndome suspenso mirando al del sepulcro, me dijo:

De otro modo no puede explicarse cómo amaneció de pronto, en cuanto ella dijera que algunas veces amanecía en la ciudad. Todos los habitantes se metieron en sus cuevas y en sus sepulcros al aparecer la luz indiscreta. Como era la madrugada, la ciudad parecía un cementerio. No bien se abra una iglesia, entramos a casarnos murmuró Nanela. Claro.

De belleza incomparable es la escena, en que, trabajando como esclavo en los jardines reales, ofrece flores á la princesa Fénix, y ambos, en un diálogo lleno de tierno entusiasmo, y bajo el símbolo de las estrellas y de las flores, comparan lo infinito con lo transitorio del mundo real; una escena, que, como dice J. Schulze, «nos arrebata de la tierra, entrelazando todo lo mundano en una corona fúnebre, y llevándonos del vasto cementerio de nuestro planeta, abundante en sepulcros, á la patria eterna de las almasEl Príncipe sucumbe al fin á tantos dolores y sufrimientos, acumulados en su persona; lo vemos en el peldaño más bajo de la humillación; la majestad y hasta la grandeza de su alma parecen extinguirse, y, sin embargo, dura su constancia.

49 Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con gran voz, dio el Espíritu. 51 Y he aquí, el velo del Templo se rompió en dos, de alto a bajo; y la tierra tembló, y las piedras se hendieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

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