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Actualizado: 10 de junio de 2025
El lodo cubra tu cabeza infame, Tu cuello dobla al récio bofeton, De tu señor el pié sangriento lame, Y de tu labio mane corrupcion! Sicario vil entre sicarios seas, Sucios insectos cubran tus heridas, Arrastrado cual vívora te veas, Y Dios te dé para sufrir, mil vidas!
Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros, cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió. Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal de la victoria. Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso estrago en las ondas.
Y no fué aquél el último ni tampoco el más sangriento desastre de aquella época calamitosa que distinguió á los últimos años del pasado siglo. El fuerte de Tandag, baluarte el más seguro y cabecera de los dominios de la costa N., fué sitiado por mar y tierra en 1754 por todas las fuerzas que pudo reunir el Sultán de Tamontaca, cuyo número pasaba de 3.000 hombres é infinidad de embarcaciones.
Pero eran guerras con pequeños ejércitos, que no alteraban la vida del país; guerras sostenidas por tropas de combatientes voluntarios y profesionales; una especie de lujo sangriento, de elegancia mortífera, que se permitían nuestros viejos emperadores de tarde en tarde.
Dentro de él caben infinitas combinaciones, bellas e interesantes, según el número y distribución de los asaltos y lo sangriento de la lucha; según la calidad del novio, que puede ser caballero y trovador o caballero solamente; el carácter del paisaje, que puede estar cerca del oceano o en lo interior de la sierra; el corcel del amante, que puede ser blanco, negro o alazán, etc., etc.
Pero antes de presenciar el gran delito que se prepara, cúmplenos observar, aunque sea de ligero, esas singulares ceremonias de que hemos hecho mérito, para comprender mejor el sangriento escándalo, la alarma y el enojo, que los dos osados cristianos debieron producir en los musulmanes cordobeses y su gobierno.
Se comprende que no se trató de ninguna clase de arreglo; en cuanto a la elección de las armas, claro está que el señor de Maurescamp, después de lo que había pasado en las diferentes ocasiones que habían tirado el florete con de Sontis, habría preferido la pistola; pero si el acto de tan mal gusto del oficial, de aceptar la oferta de la señora de Maurescamp, habíale dado al marido el papel de ofendido, éste había perdido su derecho, dejándose llevar de otro más sangriento.
Parecían un mar ondulante con transparencias verdes del cual partía vago rumor de sederías que se despliegan. Y entre estas olas verdes hería los ojos el brillo sangriento de alguna amapola o la nota delicada de los azules chupamieles. Las figuras de algunos labriegos que atravesaban las trochas se destacaban con admirable pureza.
Las atrocidades de que era teatro sangriento Buenos Aires habían, por otra parte, hecho huir a la campaña a una inmensa multitud de ciudadanos, que, mezclándose con los gauchos, iban obrando lentamente una fusión radical entre los hombres del campo y los de la ciudad; la común desgracia los reunía; unos y otros execraban aquel monstruo sediento de sangre y de crímenes, ligándolos para siempre en un voto común.
Satanás, cabalgando en una serpiente, se presenta, después de ser decapitados ambos, en el sangriento lugar del suplicio, y anuncia que, vencido por un poder más fuerte que el suyo, ha sido derrotado en la lucha, salvándose Justina y Cipriano . Los dos amantes del cielo. Es un drama que conmueve nuestras fibras más sensibles, como el anterior nos aterra y horroriza.
Palabra del Dia
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