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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


El amor es egoísta, gentleman. Antes de venir usted á esta tierra yo hubiese hecho los mayores sacrificios por ese joven. Pero ahora no es lo mismo; ahora está usted aquí, y más allá de su persona nada me interesa. Parecía haber olvidado el catedrático todas las inquietudes que le entristecían momentos antes, al saltar del plato-ascensor.

Se oculta a las miradas de sus amigos por un momento, y sale al fin bufando y chapoteando como un verdadero tritón, diciendo que no es nada y que va a saltar otra vez para que se vea. Pero su padre político no lo consiente. Y otras exclamaciones más o menos coherentes, que daban testimonio del profundo interés que la salud del oficial le inspiraba.

Pueden, pues, acribillarse, ya que ese es su gusto. A una seña suya se le acercó el groom de Amaury, le entregó el cigarro y púsose a cargar flemáticamente las pistolas. A todo esto Amaury se paseaba entretenido en hacer saltar con la punta de la espada los botones de oro de las margaritas silvestres.

Los maestres de las naos recogían las espadas de los hidalgos, para no devolvérselas hasta el final del viaje. Todo desafío concertado durante la navegación no tenía validez al saltar a tierra.

Recuerda el príncipe una noticia que le dió don Marcos, y los reconoce. ¡Estola y Pistola convertidos en guerreros!... Han venido con licencia á ver á sus familias, y en la noche subirán á la casa del coronel para saludar á su antiguo señor. Parecen más altos, más vigorosos. Unos cuantos meses de guerra han bastado para hacerles saltar de la adolescencia á la madurez.

¿Y quién ha sido añadió Montiño, cuyos ojos parecían próximos á saltar de sus órbitas , quién ha sido el que ha dejado que un galopín haga un plato que es difícil para más de un oficial? Todos se callaron. Es que el señor Gil Pérez tenía que ir á ver á su coima, y me dijo que hiciera ese capón exclamó desde la puerta con voz quejumbrosa el galopín Aldaba.

Enjuga, Lira, los ojos, Dexa que los tristes mios Se vuelvan corrientes rios Nacidos de tus enojos; Y aunque la hambre ofendida Te tenga tan sin compas, De hambre no morirás Mientras yo tuviere vida. Yo me ofrezco de saltar El foso y el muro fuerte, Y entrar por la misma muerte Para la tuya escusar.

No, hija, no: cada cosa pide su sazón y su tiempo; y una idea salta porque la empuja otra que quiere saltar también; y así, de idea en idea, cuando uno menos se lo sueña se halla con que ha formado un rosario de ellas que no tiene fin, y se ha visto y se ha revuelto entre los cascos medio mundo... ¿Eh?... ¿Te vas enterando ?

Quería subir, saltar de la clase de los parias dedicados al trabajo a la de las «personas decentes»; y con el imperio y la concisión de la señora absoluta que no admite réplicas, expuso a su marido el futuro plan de vida.

No bien hube terminado mi frase, el cura enjugando su rostro, sobre el que gruesas gotas de sudor corrían, echose hacia atrás en su sillón y con ambas manos sobre el vientre, se entregó a una homérica risa, que duró tanto, que me hizo saltar lágrimas de contrariedad y de despecho.

Palabra del Dia

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