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Actualizado: 21 de junio de 2025
El pueblo cree que está viendo representar el sainete de Castillo <i>La casa de vecindad</i>, y quiere tomar parte en la función. ¿No es verdad, Araceli? Sí señora. Ese nuevo actor que se mete donde no le llaman, dará disgustos a las Cortes. El pueblo quiere que juren dijo Flora. Y querrá también que se les ponga una soga al cuello y se les cuelgue de las bambalinas.
A Nelson le llamaba el Señorito, voz que indicaba cierta consideración o respeto; a Collingwood el tío Calambre, frase que a él le parecía exacta traducción del inglés; a Jerwis le nombraba como los mismos ingleses, esto es, viejo zorro; a Calder el tío Perol, porque encontraba mucha relación entre las dos voces; y siguiendo un sistema lingüístico enteramente opuesto, designaba a Villeneuve, jefe de la escuadra combinada, con el apodo de Monsieur Corneta, nombre tomado de un sainete a cuya representación asistió Marcial en Cádiz.
Pues yo, con tu permiso también, querido Gustavo manifestó Tristán adoptando el mismo tono jocoso , no pienso que la vida sea una comedia interesante. Me parece que es o una tragedia espeluznante o un sainete no siempre gracioso. En el primer caso debemos retirarnos temprano del teatro. Las emociones fuertes turban la digestión.
Al principio halló chistosa la equivocación de su marido y se rió de todas veras, con placer semejante al que produce la representación de un grotesco sainete; pero la tenaz persistencia de la escultura en sus muecas y visajes le produjo un efecto muy raro.
Cuando ya había terminado el sainete y se disponía el autor a retirarse con sus amigos, el inspector de policía vino a decirle que había hecho detener por sospechoso a un hombre de mal aspecto que se hallaba en el paraíso y que decía conocerle. ¿Mal aspecto? preguntó Tristán. Malísimo. ¿Unas barbas muy largas? ¿Cara de asesino? Sí, señor, sí se apresuró a decir el inspector.
Por fin, al caer el telón tras el último acto del melodrama, cuando no quedaban más que un intermedio y el sainete, don Juan, ya tan impaciente que aun sin permiso ni consentimiento subiera, repitió la seña de levantar la cabeza como preguntando: «¿Voy?» Entonces Cristeta le dirigió una mirada cariñosa, haciendo al mismo tiempo un gesto de conformidad, que quería decir: «Ven.»
En cuanto al traje de los judíos, era tan fantástico, que podía valer para cualquier época, si bien tenía el inconveniente de ser tan rico y primoroso, que sólo los señoritos más acaudalados del pueblo lo podían costear; así es que había pocos judíos, muchos menos que soldados romanos; mas no por eso se sometían del todo, sino que de cuando en cuando se enredaban a trancazos con los cruzados, armando muy graciosas escaramuzas o simulacros de pelea, con los cuales el pueblo se reía y era como el sainete o parte cómica de la procesión.
Por fin, ha llegado la noche: merced a los anuncios de los periódicos y de los carteles, en los cuales se previene al público que si se tarda en los entreactos es porque hay que hacer, y que como la función es larga, no admite intermedio ni sainete; merced a estas inocentes estratagemas, se acaban los billetes al momento, y a la tarde están a dos, tres duros las lunetas.
El día 9 lo terminó el rey asistiendo por la noche al teatro Principal, donde el Ayuntamiento había dispuesto en honor suyo una función extraordinaria, en la que hubo, á más de la representación de La dama sutil, cantata en elogio del rey, sainete de circunstancias y bailes andaluces, que entretuvieron en extremo á la oficialidad y á las tropas invasoras.
En su espíritu y traza se asemejan evidentemente á las composiciones de Lope de Rueda, cuyo estilo se conservó en los entremeses, ocupando su lugar el drama más sublime y de más elevada poesía . Los sainetes, con distinto título son, sin embargo, iguales á los entremeses, apareciendo en no escaso número desde la mitad del siglo XVII. Sin razones sólidas se ha dicho que se diferencian unos de otros, en que los sainetes suelen ir acompañados de música y de bailes poco importantes, y que su acción es más complicada, porque los entremeses terminan comunmente con canto y danza; y en cuanto al plan dramático, puede afirmarse que el sainete se asemeja aún más, en este concepto, á los más antiguos entremeses.
Palabra del Dia
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