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Actualizado: 25 de julio de 2025


¿Y de quién? ¿sabéis acaso, señora, el nombre de mi madre como sabéis el de mi padre? ¡Cómo! ¿no sabéis quién es vuestra madre?... No, ¿y vos? Tampoco... Ayer ni aun el de vuestro padre conocíais. Lo he sabido por una casualidad esta noche... Yo lo supe ayer... ¿Quién os lo dijo?... Vuestro supuesto tío... ¡Ah! ¡mi tío... Francisco Montiño os lo dijo!... ¿y á qué propósito?...

No bien se fue don Paco, a eso de las doce, Juanita dijo a su madre. Yo no he sabido resistir. La tela es encantadora. Lo que más me agrada de ella es su flexibilidad, porque no tiene tiesura como otras sedas. Se ceñirá muy bien al cuerpo y se podrá dar mucho vuelo a las faldas, que formarán pliegues muy graciosos.

Sostenedme con flores y acompañadme con manzanas, porque desfallezco de mal de amores. ¡Oh, qué lenguaje tan divino es éste para mi propósito! ¿Cómo, esposa santa, mataos la suavidad? Porque, según he sabido algunas veces, es tan excesiva, que deshace el alma de manera que no parece ya la hay para vivir y pedir flores.

Armóse un pleito, y el Rey se decidió en favor de Colón. ¿Por qué? Uno de los Pinzones murió de pesar. Fuera de esto, ¿quién había sabido levantar el grande obstáculo de la repugnancia religiosa, empleando toda su elocuencia, su destreza y perseverancia para decidir los ánimos en favor de la expedición? Colón y sólo Colón. El era el único creador de la empresa y fué asimismo su heroico ejecutor.

Ya que la casualidad había querido que el juez fuera uno de sus antiguos compañeros, ¿por qué no se le había dado a conocer, cómo no había sabido persuadirlo de su sinceridad?

Era simplemente la aplicacion, en pequeña escala, del sistema de comunidad democrática que, como es sabido, existe en los ferrocarriles de los Estados Unidos de América. En Berna los wagones suntuosos de Alemania, llamados de primera clase, no tienen cabida, y casi todas las gentes de buena sociedad entran en los de segunda.

Me habéis declarado la guerra y yo la acepto. Empiezo á bloquearos, procurando que el conde de Lemos no vuelva en mucho tiempo á la corte. Tras esto irán otras cosas. Vos lo queréis. Sea. Por lo demás, contad siempre, señora, con el amor de quien únicamente ha sabido apreciarosLa duquesa, después de leer esta carta, se quedó muda de sorpresa. Esta carta dijo al fin merece...

Indudablemente no había sabido expresarse: necesitaba hablar con ella otra vez... Y decidió permanecer en Lourdes. Pasó una noche de tortura en el hotel, escuchando el rebullir del río entre las piedras. El insomnio le tuvo entre sus mandíbulas feroces, royéndolo con un suplicio interminable. Encendió la luz varias veces, pero no pudo leer.

No finjo santidad ni hipocresía, Que soy pecador desconocido: Mas digo que en el tiempo que tenía La muerte al ojo, siendo muy sabido, Que de hambre morian cada dia, En la parte que arriba he referido, Tenia la conciencia tan medida, Cual nunca jamas tuve yo en mi vida.

Y con extrañeza mía, se animó su rostro. dijo, eso es; soy un pobre hombre; eso me lo he sabido siempre; te diré, me pareció que Abelardo quería a la muchacha tanto como yo, y supe, además, que ella lo amaba más que a , y que tal vez sería más feliz con mi rival.

Palabra del Dia

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