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Actualizado: 21 de junio de 2025


Seguro de la esmeradísima asistencia de Rufina, ninguna falta hacía el afligido padre junto al lecho de Valentín: al contrario, más bien era estorbo, pues si le asistiera, de fijo, en su turbación, equivocaría las medicinas, dándole á beber algo que acelerara su muerte.

¡Señor mío! gritaba Ripamilán, mientras disolvía sal en el plato de doña Rufina batiendo el aceite y el vinagre con la punta de un cuchillo ; ¡señor mío! yo creo que el señor de Carraspique está en su perfecto derecho; y no de dónde le vienen a usted esas ideas disolventes, que en cuarenta años que llevamos de trato no le he conocido....

En el salón se oyó la voz de algunos que decían adiós al Marqués... ya no quedaban en la casa más que los convidados.... Glocester, sacando fuerzas de flaqueza, se levantó, tendió la mano a doña Rufina, y salió diciendo chistes, haciendo venias y prodigando risas falsas.

Edelmira prefería dormir con Obdulia, como es natural... y ahora doña Rufina la hacía acostarse en su misma alcoba.... Bobadas.... Tonterías de mamá... Buena está Obdulia para dormir con nadie dijo Visita que venía del cuarto contiguo al de Ana. ¿Pues qué tiene?

Va con ellos don Francisco de Mendoza, gentilhombre cortesano, favorecido de todos y diestro en entrambas sillas de la espada blanca y negra . ¿Qué tropa es esta que viene agora a caballo? preguntó la Rufina. Allí vienen el Conde de Molina y don Antonio Mesía de Tobar su hermano, siendo crédito recíprocamente el uno del otro.

Y la Rufina estaba absorta mirando su calle Mayor, que no les entendió la plática, y volviéndose a ella el Cojuelo, le dijo: Ya vamos llegando, señora Güéspeda, donde cumpla lo que desea; que ésa es la puerta del Sol y la plaza de armas de la mejor fruta que hay en Madrid.

Hija le respondió el Cojuelo , en estos paseos ordinarios no salen Sus Majestades; si quiere ver sus retratos al vivo, presto llegaremos adonde cumpla su deseo. Sea en hora buena dijo la tal Rufina, y prosiguió, diciendo : ¿Quién es este caballero y gran señor que pasa agora con tanto lucimiento de lacayos y pajes en ese coche que puede ser carroza del sol?

Cuando Saturnino volvió en , la de Vegallana tenía los ojos cerrados y sólo los abría de tarde en tarde para mirar a la Regenta y a Mesía. ¡El idilio senil con que soñó un instante Bermúdez se había deshecho... y eso que él ya se había acordado de Ninon de Lenclós para justificar a los ojos del mundo unas relaciones con doña Rufina!

Don Álvaro daba el brazo a la Marquesa, y delante de ellos, detenida por la conversación de doña Rufina iba Anita, mordiendo hojas del boj de los parterres, con la frente inclinada, los ojos brillantes y las mejillas encendidas.

Fué la sibila aquella noche á pasar un rato con su amigo, y mira por donde se repitió la matraca de la Humanidad, pareciéndole á Torquemada el clérigo más enigmático y latero que nunca, sus brazos más largos, su cara más dura y temerosa. Al quedarse sólo, el usurero no se acostó. Puesto que Rufina y Quevedo se quedaban á velar, el también velaría.

Palabra del Dia

rigoleto

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