Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


No había fuego, ni eran aquellas horas.... Hubo gritos, llantos y trastos por el aire. El Magistral, gracias al silencio de la noche, oía vagos rumores de la reyerta, que se alargaba, como si no hubiera sueño en el mundo. A él se le cerraban los ojos, pero no sabía qué fuerza le clavaba al balcón.... Aborrecía en aquel momento a Celestina.

Cuando se acostó aquella noche, pensaba que en su vida había tenido tan formidable reyerta con su señora madre, ni había visto jamás a doña Paula ostentar mayores parches de sebo en las sienes. Y al dormirse, la última idea que le perseguía, la que más le atormentaba con sus punzadas, era la del ridículo. «¡Qué aventuras tan grotescas... qué horrorosa ironía de lo cómico durante todo el día!

Por algunas palabras que logró percibir desde el pasillo comprendió que había reyerta entre los dos primos y adivinó también la causa. Adolfo trataba de curiosear en el equipaje del huésped y Maximina se oponía a ello. Cuando nuestro joven entró, ambos quedaron sorprendidos: Maximina en medio de la sala con la escoba en la mano sonriéndole; Adolfo arrimado a una cómoda mirándole torvamente.

Reinó silencio embarazoso en la tertulia, echándose bien de ver la triste impresión que en todos había causado la breve pero significativa reyerta.

El pueblo gemía agobiado por enormes tributos y vejado y humillado por la guardia personal del príncipe, compuesta de mercenarios eslavos, de eunucos negros y de tres mil muzárabes andaluces. Una reyerta entre gente del pueblo y varios cobradores de tributos, sostenidos por hombres de la guardia del rey, promovió un motín que fue sofocado mientras que Alhakem estaba de caza.

Frasquito, que estaba agitadísimo después de la reyerta con su suegro, experimentó la necesidad de bailar, quizá para aturdirse, y bailaba con Isabel. El señor Rafael trincaba con el maestro carpintero en un rincón, mientras en otro, una joven casada, cuyo marido no estaba allí, contaba sus desazones domésticas y pedía consejo á Paca la de la Parra.

Yo, cierto, que entendí de esta reyerta De Santa-Fé algun tanto, y de aquel hecho Por cosa averiguada tengo y cierta, Que hizo Lerma en ir grande provecho: Que en ver allá que estaba allí á la puerta, Quien guardar procuraba el fil derecho; La canalla Argentina reposaba, Y el nombre de Fílipo celebraba.

Incorporado en la cama, pasó largas horas en horrorosa cavilación. Allí fue el amenazador levantamiento de su conciencia, allí la reyerta encarnizada entre ciertas ilusiones suyas y ciertos temores que aparecieron de improviso como enemigos emboscados acechando la ocasión.

¡Qué lejos estaba el excelente padre Gracián de que su exhortación moral había motivado una reyerta que pudo ser drama sangriento!

A la puerta de la sacristía tropezó nuestro joven con Celesto, de rodillas, con las manos plegadas, los ojos en blanco, en éxtasis completo; tan arrobado que no le vio. Conservaba todavía en la mejilla izquierda señales de una reyerta que había tenido en la taberna la tarde anterior.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando