Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
Un día se fijó en que Manolita tenía unas hermosas mejillas de melocotón con ligera película, más fina que el terciopelo de a cuatro duros vara; otro, hizo la observación de que sus ojos eran «ardientes ascuas», imagen del dominio común de todos los novelistas por él conocidos, una noche hasta llegó a pensar, revolviéndose en su menguada cama de dependiente, que la hija de don Manuel estaría admirablemente formada, a juzgar por su «exterior escultural» otra frase cien veces leída , y el resultado de estas y otras observaciones fue confesarse a sí mismo que era «esclavo» de Manolita y la amaría «hasta la muerte».
¡Bah, bah! refunfuñó el aludido revolviéndose un poco , no me rompas la cabeza. Tú puedes jacer lo que te acomode, que yo bien sé lo que me hice. ¡Jinojo! replicó don Sabas , es que el miramiento ése fue tal, que si no topo ahora mesmo con Neluco, se pasa el santo día sin que yo me entere de lo que a ti te pasó anoche.
Nada de juegos y atrevimientos, ¿eh? Ya sabe usted que soy fuerte y cómo las gasto. Toda la noche la pasó Rafael despierto y revolviéndose en su cama. Los partidarios le habían obsequiado con una serenata hasta más de media noche. Los más notables se mostraban ofendidos por haber pasado toda la tarde en el casino esperando en vano al diputado.
Quedó pues, instalado en la casa el mayorazgo, revolviéndose en ella con el mismo desembarazo que si en ella hubiese nacido. Los extremos se tocan. La falta de aprensión de don Silvestre le prestaba la desenvoltura que á veces no dan las preocupaciones del gran mundo.
El niño quedó abandonado en el camón del estudi, revolviéndose con los ojos empañados por la enfermedad, y balando débilmente: «¡Mare! mare!»
El instinto de la nacionalidad cristiana revolviéndose contra los invasores, el repliegue de toda el alma española a los riscos de Covadonga para caer de nuevo sobre el conquistador, era una mentira.
Había salido por la mañana a comprar nacimientos, velitas de color y otras chucherías para los niños de Candelaria. «Pues entonces replicó Juanito revolviéndose entre las sábanas , yo quiero que me digan para qué sirven mamá y Estupiñá, que se pasan la vida mareando a los tenderos y se saben de memoria los puestos de Santa Cruz... A ver, que me expliquen esto...».
Era Jacobo muy perezoso y costábale gran trabajo arrancarse del lecho; dio en él varias vueltas, estirándose y revolviéndose con esa dejadez del que no tiene cuidados, ni le esperan obligaciones, ni encuentra para saludar al nuevo día otra fórmula, otra oración, otro brote de sentimiento que un prolongado bostezo.
Palabra del Dia
Otros Mirando