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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Luego, arrodillándose y abriendo el largo casacón que cubría el cuerpo del cadáver, dijo: La bala ha atravesado el pericardio, lo que produce un efecto semejante al de un aneurisma cuando revienta. Todos los demás guardaban silencio.
Muy bien acordado, ¡caray! observó entonces don Adrián Pérez deteniéndose para dirigirse a sus dos interlocutores, que también se detuvieron . Verdaderamente la situación moral del excelente amigo, no es para prolongarla mucho tiempo... eso es... ni tampoco la nuestra, no, señor, ni tampoco la nuestra... Puede vencer las aprensiones que le inquietan; pero pudiera no... y las aprensiones comprimidas son pólvora que al fin revienta, ¡caray! y entonces, lo que pudo curarse con dos cuartos de ungüento, es una carnicería... Y hay que huir de estos extremos... eso es... mayormente cuando el asunto, bien mirado, bien mirado, eso es, no vale la pena, como en el caso presente; sí, señor, como en el caso presente. ¿De qué se trata en fin y remate?... Eso es, ¿de qué se trata?
Y tales los de Leila se exhalaron, tan apenados, tan profundos fueron, tan claro al padre su dolor contaron, que sus fieras entrañas abrasaron y su altivez indómita rindieron. «¡Ah de la vida y su tormenta brava! siniestro el xeque murmuró, y sombrío: ¡Surge á la luz la mariposa esclava, el dormido volcan revienta en lava, el arroyuelo se convierte en rio!»
No; si aunque lo negaras no me convencerías, porque cuando yo digo una cosa, es porque la sé... Tengo yo un ojo...». Sin dar tiempo a que la delincuente se explicara, salió por este otro registro: «¿Y qué me cuentas, mujer? ¿Qué recibimiento te hizo mi pariente D. Carlos? ¿Qué tal? ¿Está bueno? ¿No revienta todavía?
No sé dónde se ha metido mi primo el viento, que es quien siempre me socorre en estos lances. Tráeme unas pajitas para reanimarme.» «¿Qué tengo yo que ver con la jura del rey? le contestó el pollito . Revienta si te da gana, que maldita la falta que me haces.» «¿Quién sabe si te haré falta algún día? repuso la chispa . Nadie puede decir de este agua no beberé.»
Se siente ese silencio del mar lleno del gemido agudo del viento, del grito áspero de las gaviotas, de la voz colérica de la ola, que va en aumento hasta que revienta en la playa y se retira con el rumor de una multitud que protesta.
Sólo hay una casa decente: esa de tres pisos, blanca y aseada, con miradores de hierro; ésa, en cuyo piso terrizo hay una confitería, con su grande y llamativo rótulo, que dice: «L'Ambrosie des dieux; le plaisir des dames. Confisserie et pâtisserie de René Colignon.» ¿Has concluído? He concluído. Pues voy a responderte, sin lógica, porque me revienta la lógica.
El pensar que tal vez estaría a la sazón la señora de Rubín jugando una gran trastada al decoro de la familia, la mortificaba, sí, pero no tanto como el ver que no la consultaba ni le pedía consejo sobre aquello desconocido y oscuro que sin duda le ocurría. «El tapujito es lo que me revienta. Como yo lo descubra va a ser sonada. En hora maldita entró aquí esta loquinaria.
¿Quién? ¿yo querer á esa mujer?... ¡Si me sofoca ya más que un día de levante!... Si tengo más ganas de soltarla que del premio gordo de la lotería... Porque me carga, ¡ea!... porque me revienta... y está dicho... Y de esta suerte prosiguió todavía dejando caer otras pesadísimas palabras.
Pues señor, revienta Doña Silvia, y empuñadas por Rufina las riendas del gobierno de la casa, la metamorfosis se marca mucho más. A reinados nuevos, principios nuevos. Comparando lo pequeño con lo grande y lo privado con lo público, diré que aquello se me parecía á la entrada de los liberales, con su poquito de sentido revolucionario en lo que hacen y dicen.
Palabra del Dia
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