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Actualizado: 17 de mayo de 2025


La villa nacional es el reverso de esta medalla: niños sucios y cubiertos de harapos viven con una jauría de perros; hombres tendidos por el suelo en la más completa inacción; el desaseo y la pobreza por todas partes; una mesita y petacas por todo amueblado; ranchos miserables por habitación, y un aspecto general de barbarie y de incuria los hacen notables.

Serían las once cuando la señora Pepa se presentó en el cuarto de la tullida, enjugándose el rostro con el reverso de la mano. Sobre su frente baja y achatada, y en su grosera faz de Cibeles de granito, se advertía una preocupación, una sombra. ¿Cómo va?

Señores, yo no puedo... yo no decir, ni debo, ni puedo ni quiero, todo lo que para significa vuestro cariño.... Yo amo el arte... pero no lo expresar; me falta la forma, pero mi corazón es artístico; el arte y el amor son dos aspectos de una misma cosa, el anverso y el reverso de la medalla de la belleza, digámoslo así.

Roma el derecho civil; la Palestina el misticismo y la teología sobre la doctrina de la caída del hombre en el Paraíso por la pérdida de la inocencia, que coloca el estado de perfección en el comienzo de la especie, y que es exactamente el reverso de la teoría moderna de la evolución o del progreso incesante y continuo, y que la Inglaterra ha creado, por otras vías y en el mismo transcurso del tiempo, las instituciones representativas, de que disfrutan en la actualidad todos los pueblos civilizados, en la medida de su capacidad para las necesidades y las tendencias del tiempo, como diría Emerson.

Aquella maravilla servía, sin embargo, de marco a un objeto harto extraño e insignificante: sobre un fondo de raso blanco y cubierto por limpidísimo cristal chafianado, veíase sencillamente un harapo, un pedazo de burdo y raído sayal pardo. Por el reverso, cerraba el cuadro una gran chapa de plata, sujeta por finas tuercas, que no sin grandes esfuerzos consiguió destornillar Currita.

Y permaneció sentada a su lado durante toda la noche, sin pegar los ojos. Jamás habló de ello a su marido, por temor de que matara a alguien; pero un día llegó a la posada un extranjero, y al servirle el café, le vio en el reverso de la mano una extraña cicatriz.

Sin embargo, la medalla tiene un reverso, y debo declarar que me he endeudado un poco; me cobran algo más de lo que había supuesto, pero parece que siempre sucede eso cuando se manda hacer alguna cosa. Pensaba comprarme un abrigo este invierno; pues bien, Dios mío, haremos abstracción de él; he ahí todo. ¡Oh, ! su alegría es para mi uno de los mejores recuerdos de aquel tiempo.

Era vino de ricos, del que ellos no conocían. ¡Oh! ¡aquel don Luis era todo un hombre! Algo calavera; pero la juventud le servía de excusa y además tenía un gran corazón. ¡Todos los amos que fuesen como él!... ¿Pero, qué vino, compañero? se decían unos a otros, enjugándose los labios con el reverso de la mano.

Si por casualidad esta página privada fuese objeto de atención para algún historiador, no tendría más remedio que afirmar la grandísima importancia de semejante concordia, que hasta entonces se había juzgado inverosímil, y al mismo tiempo presentar con imparcialidad el reverso, descubriendo a las futuras generaciones en qué modo el benemérito patricio D. Cristóbal Mateo fue víctima de una injusticia social y de la persecución de sus conciudadanos.

Yo también dice una de ellas tengo un hijo quinto. ¡Pues que tenga buena mano! exclama uno de los mozos. Y cuando se ha puesto otra vez el tren en marcha, la vieja requerida ha añadido hoscamente, mientras se pasaba el reverso de la mano por las narices y se apretaba el pañuelo: Quintos más sinvergüenzas que los de este pueblo, no los he visto.

Palabra del Dia

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