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Actualizado: 7 de julio de 2025
Sacar a la vergüenza a personajes conocidos, vivos y reales, y revelar al público todos sus vicios y pecados, es uno de los medios más a propósito de que puede valerse un escritor para proporcionarse lectores. Yo tengo por cierto que el Sr. Lasso de la Vega no ha menester de este medio, y por lo mismo me pesa de que le haya empleado.
Allí estaban de pie al fulgor de aquella extraña y solemne luz, como si ésta fuera la que había de revelar todos los secretos, y fuera también la alborada que había de reunir todos los que mutuamente se pertenecían. En los ojos de Perla había cierta expresión misteriosa, y en su rostro, cuando lo alzó para mirar al ministro, aquella sonrisa maliciosa que la hacía comparar á un trasgo.
Sin embargo, supongo que no tienes inclinación por nadie. Sí, por cierto dijo Blanca riendo, ¿a quién conoce? Desde que estaba en el Pavol, mucho había pensado en mi amor y en Pablo de Couprat, y más de una vez habíame preguntado si debía o no revelar tal secreto a mi prima. Pero después de madurar bien la cosa, llegué a resolver con el árabe, que el silencio es oro.
Mario le contempló con la misma estupefacción, pero sin revelar que se hallase poco ni mucho admirado. Y es porque su espíritu aún no se hallaba maduro para las grandes concepciones científicas. Luego su suegro le llevó a la buhardilla, donde él había modelado en otro tiempo, y le mostró un verdadero laboratorio.
Tengo vergüenza... murmuraba la joven . Me turba tanta dicha.... Sí; le quiero a usted... no... te amo, Gabriel. Nunca lo hubiese confesado: hubiera muerto antes de revelar este secreto. ¿Quién soy yo para que me amen?
No dijo una palabra, pero los ruidosos suspiros parecían revelar sus pensamientos. ¡Torear por primera vez después de su desgracia en la misma plaza donde había sido cogido!... Sus supersticiones de mujer popular rebelábanse ante esta imprudencia. ¡Ay, cuándo se retiraría del maldito oficio! ¿No tenía aún bastante dinero?
Jamás quiso revelar su nombre ni su origen; pero puedo decir que el Caballero Trágico, como todos le llamábamos, ha sido un gran arrepentido, y que la peregrina historia de su conversión debiera publicarse a boca llena para ejemplo de pecadores.
Yo no quería revelar este secreto sino al propio duque; pero puesto que sois su amigo... Caballeros, escuchad lo que voy a deciros: ¡Mi hija ha sido infiel a su prometido! Es una vergüenza para ella y para mí; pero no quiero ocultarla. ELSA. ¿Dónde está Enrique? ¡Voy a volverme loca! ¿Por qué todas esas antorchas? Lanzan un resplandor terrible. Enrique, ¿dónde estás?
¿Me atreveré á preguntar de qué medios va V. á valerse para vencer esa dificultad? Atrévete; pero yo me atreveré también á decirte que esos medios no tienes tú para qué saberlos. Confía en mí. -Aunque V., tío, está tan misterioso conmigo, que todo se lo calla, voy á portarme con generosidad: voy á revelar á V. mis secretos. Sé que Don Carlos de Atienza le escribe á V. También á mí me ha escrito.
Y al ver que tardaba en contestar: ¿Querría usted darme a entender que tal vez pensaba en denunciar a usted, en revelar sus planes de conspiración? Yo no quiero dar a entender nada. Alejo Petrovich se perdía por esa mujer. ¿De qué modo? Por su amor, por su deseo de volver a poseerla había olvidado el deber.
Palabra del Dia
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