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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Power pudiese ver en su persona un remedio. Es una broma nada más continuó . Esa señora es muy graciosa y nada hipócrita... Pero yo creo, señor, que a quien ella desea es a usted... Aprovéchese... Hágale ese favor.
Ya lo creo; y tila, si está usted pálida como una muerta. ¿Pero por qué andaba usted a obscuras, señora? ¡Qué susto! ¡pero qué susto!... ¿Qué demonches de diablura será eso? Pues para cazar gorriones no es.... Y lo hemos roto... mire usted... pero no hubo remedio.
Al llegar a esto del barco averiado, el lenguaje de la pobre señora, más que lenguaje, era un sollozo continuo. Rosalía, casi tan apenada como ella, la incitó a que explicara el motivo de tanta desdicha, para ver si, conocido de una manera clara y concreta, era fácil buscarle remedio. Mas la marquesa no supo o no quiso exponer su conflicto en términos categóricos.
Que se vaya; que no disguste por mí á sus padres; que no pierda sus estudios; que no motive un escándalo cuando se sepa que vino por mí y que yo soy una malvada, provocativa, seductora, quién sabe ... Adiós. Estoy apuradísima. No tengo á nadie á quien confiar mis cosas, con quien desahogar mis penas, á quien pedir consejo y remedio.
La Baronesa se pasó la mano por los ojos, suspiró y atrajo hacia su pecho a la criada. ¡Basta, basta, pobre mujer!... ¡No hay más remedio que conformarse!... ¡Cálmese usted!.... ¡Basta!... Lo mejor es que diga usted a estos señores, a la justicia, ¿adonde la mandó, a usted? ¿A qué la mandó?
La carta de Verdú es como sigue: «Querido Azorín: Después de acostarme y levantarme veinte veces, da la una de la madrugada y no puedo estar en la cama ni fuera de ella; y no tengo más remedio, para luchar con el mal, que escribir; pero ¡ay! que no puedo ya. »Mi situación, Antonio, es horrible.
Así ocurre siempre con las leyes hechas por los hombres y aplicadas por los hombres. Los pueblos sintieron la necesidad de poner remedio á esta demencia general. Era preciso suprimir las guerras, resolver las cuestiones entre los países por medio de tribunales, como se resuelven las diferencias entre los individuos.
-Si yo te hubiera de pagar, Sancho -respondió don Quijote-, conforme lo que merece la grandeza y calidad deste remedio, el tesoro de Venecia, las minas del Potosí fueran poco para pagarte; toma tú el tiento a lo que llevas mío, y pon el precio a cada azote.
Pero ni De Pas ni Mesía estaban satisfechos. Los dos esperaban vencer, pero a ninguno se le acercaba la hora del triunfo. Esta mujer decía don Álvaro es peor que Troya. El remedio ha sido peor que la enfermedad pensaba don Fermín.
Tachábase en su interior de poco distinguida; pero... ¡qué remedio! por más que ella tomase a empeño el transformarse, y obedeciendo a las niñas revistiera un empaque de altiva señoría, siempre conservaba amortiguados y prontos a manifestarse los gustos y aficiones de la antigua tendera que había pasado lo mejor de su juventud en la plaza del Mercado. ¡Qué tiempos tan dichosos los transcurridos siendo ella dueña de la tienda de Las Tres Rosas!
Palabra del Dia
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