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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Desde aquel dia cada capitular abrió su casa á un número determinado de niños, los que concurriendo allí una hora antes de mediodia, recibian del prebendado y de sus criados una leccion de doctrina cristiana, y despues la comida, que se reducia á un cuarteron de buen pan y una porcelana de acemite: limosna que duró hasta la nueva cosecha.
Á esto se reducía el Arte de Navegar cuando Colón salió de Palos con ánimo asombroso de llegar á la India Oriental por Occidente. Se ha investigado ya la forma de las naves que desde el puerto de Palos abrieron en el Océano el primer surco hasta las Antillas el año afortunado de 1492; la capacidad del vaso; la proporción de sus miembros; la arboladura y velamen que servían á la moción.
Toda su ambición se reducía a divertirse y agradar sin exceso, como el ave que vuela sin saberlo y canta sin esfuerzo. Aquella noche, había vuelto de paseo, cansada y algo indispuesta: se había quitado el vestido y puéstose una sencilla blusa de muselina blanca. Sus brazos blancos y redondos asomaban por los encajes de sus mangas perdidas: se había olvidado de quitarse un brazalete y las sortijas.
4 Y habitaba Josafat en Jerusalén; mas volvía y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los reducía al SE
Pero ella cerraba ciertas puertas para que no pasase el humo; y decía señalando a los estrechos y obscuros pasadizos: Por ahí corran ustedes lo que quieran, loquillas, pero nadie me abra esa puerta. Toda su prodigalidad de señora que recibe de confianza, se reducía a entregar vestidos y pañuelos de estambre, todo viejo, para que los pollos de imaginación se disfrazasen de mujeres o de turcos.
Sus canoas eran, como hoy en dia, muy largas y angostas; sus trages parecidos á los de los otros indios de la provincia: llevaban la cara pintada, y en los dias de gala se adornaban la cabeza con plumas artísticamente colocadas. A decir verdad, su gobierno se reducia á nada: los caciques no tenian la menor autoridad, y su cargo se limitaba á capitanear las huestes que se encaminaban al combate.
Formaban tan hermoso espectáculo las ciudadanas mas hermosas de Persepolis, y los principales sátrapas colocados en órden, que al principio creyó Babuco que se reducia á esto la fiesta. En breve se dexáron ver en el vestíbulo de este palacio dos ó tres personas que parecian reyes y reynas; su idioma era muy distinto del que estilaba el vulgo, y tenia ritmo, harmonía y sublimidad.
El discurso se reducía á prevenirles que al llegar á las urnas, lo hicieran sin sujetarse á presión alguna, obedeciendo solo á su conciencia y al bien del pueblo.
El uno era delgado, pálido, ojos pequeños, bastante feo todo él, aunque vestido con gran pulcritud y elegancia: se llamaba Juan Romillo, hijo de un rico camisero de la calle del Príncipe: su padre le había destinado al foro, en el cual no había hecho grandes adelantos; en cambio desde muy niño había despuntado en el arte de vestirse y en el conocimiento pleno, absoluto, de cuantas noticias verdaderas o falsas corrían por la villa: en las casas donde él entraba no se leían los diarios noticieros, porque eran inútiles: a esto se reducía su ciencia y sus partes.
Su imaginación agrandaba a veces el conflicto haciéndolo tan hermosamente terrible como una escena de Shakespeare; otras lo reducía a proporciones menudas. «¿Y qué, señora tía, y qué? decía alzando los hombros dentro de la cama, como si estuviera en pie . He conocido una mujer, me gusta y me quiero casar con ella.
Palabra del Dia
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