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Actualizado: 5 de junio de 2025
Cierto es que el Provisor le prometió para muy pronto la plaza de Teresina, con todas las ventajas que su amiga disfrutaba e iba a disfrutar; pero de todas suertes a ella se la había engañado; o mejor, se había engañado ella; pero esto no quería reconocerlo la orgullosa rubia.
Si queréis convencerme de que realmente me amáis, respetad al menos vuestro amor por mí. Tenéis razón, Marta; la felicidad me hace perder la cabeza murmuró el intendente, dominado y casi desconcertado . Volvamos a sentarnos y escuchadme. Hacéis mal en asustaros por la demostración primera de mi amor sincero, y vais a reconocerlo inmediatamente.
Lo prudente es, pues, obrar como si su existencia estuviese demostrada y reconocerlo como fuente de todo el bien que hay en nosotros. ¿Para qué? exclamó la impetuosa Sofía, contrariada por aquella hábil balanza entre las diversas opiniones. ¿Para qué ese engaño impuesto a nuestra credulidad? Lo que subleva en las religiones es que hablen en nombre de un Dios que no pueden definir.
A pesar de esta pintura, todavía sería difícil reconocerlo entre la multitud, porque al fin no es sino un ejemplar de la grande edición hecha por la Providencia de la humanidad, y que yo comparo de buena gana con las que suelen hacer los autores; algunos ejemplares de regalo finos y bien empastados; el surtido todo igual, ordinario y a la rústica. Mi criado pertenece al surtido.
El pobre hombre me dijo: «Chupin: eres hermano de leche de mi hijo. ¡No puedo reconocerlo...! ¡No tiene padre...! ¡Tú no lo abandonarás nunca...! ¡Júramelo...!» ¡Y se lo juré...! ERNESTO. ¿Lo has roto...? CHUPIN. ¡Se cayó él solo! CHUPIN. ¡Se necesita valor para decir tal cosa...! ¡Yo, que no bebo más que agua...! ¡Son calumnias que se propalan por ahí...!
Le miró fijamente el marqués y no pudo reconocerlo. Después sus ojos fueron expresando paulatinamente la duda y una nueva convicción. Tenía la tez obscurecida por la doble causticidad del sol y del frío.
Usaba don Pompeyo en casa bata de cuadros azules y blancos, en forma de tablero de damas. Acogió a los comisionados con la amabilidad que le distinguía y ocultando mal la sorpresa. «¿A qué vendrían aquellos señores? ¿Querrían darle alguna broma? No lo esperaba». De todos modos el ver allí al hijo del marqués de Vegallana le inundaba el alma de alegría, aunque él no quisiera reconocerlo.
El break entró en la chacra ascendiendo la pendiente del camino que daba acceso a la casa, en cuyo corredor estaba don Casiano que, al reconocerlo a la distancia, dijo a la Pampita: Son los Astules... tomá el mate, hijita y se dirigió al encuentro del carruaje, que ascendía penosamente el final empinado de la cuesta. ¡Jiú!... ¡jiú!... ¡jiú!...
Del error que noto en tí, confieso que he participado. Por lo menos, ha sido en mí un descuido atroz, una ligereza imperdonable, el no hablarte antes como te estoy hablando hoy. Pero si yo erré, con reconocerlo ya y con apartarme del error, te induzco á que me imites, aunque te dé armas en contra mía. Lo que afirmas, probará mi inconsecuencia, mas no prueba nada contra mi consejo.
Palabra del Dia
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