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Actualizado: 20 de abril de 2025


Todas las participaciones están sujetas al principio de contradiccion; en ninguna de ellas se puede verificar que el ser deje de excluir al no ser y recíprocamente; de aquí dimana la necesidad de todas las propiedades y relaciones, sin las cuales no subsiste el principio de contradiccion: entre ellas se cuenta la igualdad de todos los diámetros del mismo círculo.

Porque reconocerás que la tal duquesa es una mujer de las que nos has pintado. No la recibiré dijo el príncipe resueltamente. Esa duquesa es prima tuya, según creo. No hay tal parentesco. Su padre fué hermano del segundo marido de mi madre. Pero nos hemos conocido de niños, y guardamos recíprocamente un recuerdo detestable. Cuando yo vivía en Rusia se casó con un duque francés.

Cuando llegaron al sitio de la catástrofe, los dos señores, dignísimos representantes de lo más meritorio y venerable que hay en los pueblos modernos, se echaron recíprocamente el uno sobre el otro estas dramáticas exclamaciones: «¡Esto es espantoso! Esto parte el corazón Escuelas, Sr. de Lamagorza. Presidios, Sr. D. Jacinto. Yo digo que jardines Froebel.

Cuando forme un ángulo de 45 grados, no lo formará de 30, ni de 40, ni de 70, ni de 80: estas cosas se excluyen recíprocamente. Una porcion de materia formará diferentes figuras segun la disposicion que se á las partes de que se compone. Cuando formen una esfera, no formarán un cubo: estos dos sólidos no pueden existir á un mismo tiempo formados de una misma porcion de materia.

Marquesa ó cursi, ama ó criada, éste es el uniforme del amor á semejante hora, lo cual sirve luego para echarse el muerto recíprocamente la señorita á la doncella y la doncella á la señorita, en caso de delación. La capa y el hongo del galán contribuyen al equívoco, pues todas las capas y todos los hongos son iguales á media noche.

General contestó el duque , para sostener el equilibrio en este nuestro globo, es preciso que haya gas y haya lastre; ambas fuerzas deberían mirarse recíprocamente como necesarias, en lugar de querer aniquilarse con tanto encarnizamiento.

Por el contrario, Santa Cruz y Villalonga se ponían siempre en la grada más alta, envueltos en sus capas y más parecidos a conspiradores que a estudiantes. Allí pasaban el rato charlando por lo bajo, leyendo novelas, dibujando caricaturas o soplándose recíprocamente la lección cuando el catedrático les preguntaba.

En él forman el poderoso imperio de Occidente y el Oriente misterioso, la rápida elevación y pronta caída de Aureliano, la muerte de la gran reina de Palmira, y el contraste de estos dos caracteres extraordinarios, que se asimilan recíprocamente; forman, repetimos, un cuadro de brillante colorido y tonos vivísimos, cuya magnificencia se realza más por su dicción atrevida y llena de imágenes, acomodada á la índole especial del asunto.

En todas las fechas que recuerdan algo dichoso para la familia, se hacen recíprocamente sus regalitos, y para colmo de felicidad, ambos disfrutan de una salud espléndida. El deseo final del señor de Santa Cruz es que ambos se mueran juntos, el mismo día y a la misma hora, en el mismo lecho nupcial en que han dormido toda su vida.

Miráronse y debieron leer recíprocamente en sus almas y a un mismo tiempo el sentimiento de pena por la muerta y de dolor por la ausencia que sobre ellos se cernía, pues Amaury dijo, rompiendo el silencio: De los tres yo quedaré más abandonado que ninguno. Ustedes podrán verse una vez cada mes, pero yo... ¡triste de !... ¿Quién me traerá noticias suyas? ¿Quién les dará a ustedes las mías?

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