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Actualizado: 17 de junio de 2025
Doña Luisa no podía vivir en Biarritz, lejos de su marido, En vano «la romántica» le hablaba de los peligros del regreso. El gobierno todavía estaba en Burdeos; el presidente de la República y los ministros sólo hacían rápidas apariciones en la capital.
La playa de las Ánimas es punto donde se desarrollan grandes temporales y galernas. Este mar de las costas vascas es de los más salvajes, de los más violentos; tiene cóleras rápidas e imprevistas; es pérfido y cambiante, hierve, tiembla, siempre agitado y tumultuoso. Aquí, en el fondo del golfo de Gascuña, el Cantábrico tiene mucha profundidad, la costa es de roca y las corrientes fuertes.
Después de preparado el helado se echa en la garrafa y cierra bien; ésta se mete en un cubo sobre hielo y sal alrededor de ella; se va rellenando el cubo de hilo y sal, y cuando esté todo, principia a dársele vueltas o medias vueltas rápidas, hasta que se hiela.
Leiton cayó á los golpes de maza del francés, arma elegida por el primero; sus servidores lo llevaron en brazos á su pabellón. Aquellas rápidas victorias sobre cuatro famosos guerreros llenaron de admiración á los espectadores, y así los soldados como las gentes del pueblo le prodigaron sus aplausos.
En la cabeza, los dolores no son agudos, pero sí tenaces, pasivos, vertiginosos, con náuseas, punzadas rápidas, sensacion de vacuidad ó de escoriacion, síntoma que se repite en otros órganos, tanto al interior como al esterior: la sensibilidad del cuero cabelludo está aumentada, pero por un simple predominio de la nerviosidad sobre la sangre; el infarto, si le hay, es reemplazado por los jugos linfáticos y serosos, y el tejido se debilita y los cabellos se caen.
Y Rafael, con la vista perdida en el fondo del Prado, espiando las rápidas apariciones de la cabellera de oro para convencerse de que Leonora aún estaba allí, oía como en un sueño a aquel hombre que, según afirmaban los maliciosos, estaba destinado a ser su segundo padre.
Más adelante, caras barbudas con el sello francés más puro; otras medio ocultas bajo la boina vasca, y otras indígenas, pero todas veladas por el polvillo amarillento de la calamina, pasaban rápidas por delante de las ventanillas del coche, que al cabo penetró en la primera calle de la población. Aquí, como en la carretera, mil objetos que llamaban mi atención por lo inesperados.
Cuando el tren rompió a andar, pasaron unas chispas, rápidas como exhalaciones, ante el cristal en que apoyaba su rostro el recién llegado. Al cual no dejó de parecer extraña y desusada cosa así que, cesando de contemplar las tinieblas, convirtió la vista al interior del departamento el que aquella mujer, que tan a su sabor dormía, se hubiese metido allí en vez de irse a un reservado de señoras.
Amparo sentía mucho frío cuando Baltasar llegó. Sentose este al lado de la muchacha, que le presentó un paquete de sus cigarrillos predilectos, emboquillados, bastante largos, liados con gran esmero. Baltasar tomó uno y lo encendió, chupándolo nerviosamente con rápidas aspiraciones.
Este se desesperaba por no haber hablado ni una vez á solas con su novia, teniendo que contentarse con las rápidas palabras cambiadas al entrar y salir en la casa de su jefe ó con las cartas que llevaba y traía la aña complaciente. Pepita quería que se encontrasen en el jardín, á la vista de la servidumbre, creyendo esto menos censurable que recibir al ingeniero dentro de la casa.
Palabra del Dia
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