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Actualizado: 18 de mayo de 2025
A un gesto de la mujer, Ramiro, quitándose la gorra, introdujo la cabeza, y miró hacia la estancia contigua. ¡Pareciole soñar! Era un cuarto de abluciones, lleno de paz secreta y somnífera. La luz sólo entraba por algunos agujeros de la bóveda, a través de gruesos cristales en forma de estrellas que imitaban el color del carbunclo, del zafiro, del topacio, del berilo.
Oí que preguntaban por mí, dejé la pluma, me restregué los ojos y salí al corredor. Era Mauricio que volvía de Villaverde con la correspondencia. Tenga usted; me dijo el mancebo, quitándose respetuosamente el jarano ahí vienen dos cartas para usted. Me dieron una en la casa; la otra en el correo.
Diciendo esto se sentó en la silla, y quitándose el sombrero lo puso sobre la cama. Fortunata le encontró más delgado; la calva parecía mayor, y sus miradas tenían cierto reposo que la tranquilizó.
Ahí veo formadas en batalla algunas botellas con telarañas; la masa, señor Francisco, no pasa bien sin vino; dadme una botella. El cocinero dió al bufón una botella, que éste se puso debajo del brazo. Ahora, echadme aquí dijo quitándose la caperuza algunos pastelillos y confituras con que acabar mi almuerzo. Montiño le llenó la caperuza. Muchas gracias, hermano dijo el bufón.
Gallardo, quitándose la montera, saludaba a los grupos que aplaudían su paso. Envuelto en su capote de lujo, se dejaba llevar como una divinidad, inmóvil y erguido sobre la corriente de sombreros cordobeses y gorras madrileñas, de la que salían aclamaciones de entusiasmo.
Ya no hay salvación afirmó él quitándose los lentes y frotándose los ojos, cansados de tanto escribir . Estamos perdidos. ¿Eh?, ¿qué tal? ¿Tengo buenos abogados? dijo Guillermina recogiendo su papel.
¿Para salir al tejado? No tanto. Por aquí se sale á las almenas viejas, y por las almenas se entra en los desvanes, y por los desvanes se va á muchas partes. Por ejemplo, al almenar á donde cae la ventana del dormitorio del cocinero de su majestad. Pues no hay que preguntarme otra vez si quiero dijo Quevedo quitándose los zapatos. No dejéis aquí vuestro calzado, porque saldremos por otra parte.
Estará aquí el tiempo que exige la ley, y luego, esa señorita que es su heredera la trasladará al panteón del cementerio de Passy, donde está enterrada su madre. Duda un poco examinando los montículos, y al fin se detiene ante uno de ellos, quitándose el sombrero. Aquí es.
El comisario de policía, que acababa de regresar de Fuerte Sarmiento, iba entre ellos, hablando á unos y á otros para que se retirasen. Al ver al marqués en la ventana le saludó quitándose el sombrero. Hombres y mujeres quedaron mirando al esposo de Elena fijamente, con una curiosidad hostil, pero nadie osó una demostración contra él.
¡Ah! perdonad, señora dijo el carcelero quitándose su caperuza, que hasta entonces había tenido encasquetada ; como vuestro esposo es joven y gentilhombre, á estos tales señores suelen buscarlos... ¿Pero hay algún inconveniente para que yo vea al momento á mi marido? Ninguno, señora. ¿Qué ha de haber? yo mismo voy á llevaros. Molinete, dame las llaves del encierro alto. Vamos, señora, vamos.
Palabra del Dia
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