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La posición de Morsamor y de los suyos parecía inexpugnable, merced a su desesperada resistencia y a la consternación de unos contrarios sin caudillo. Pronto, no obstante, se rehicieron estos, fiados en su muchedumbre y aguijoneados por la vergüenza y por el deseo de que la muerte de Balarán no quedase impune. No era como el alcázar de Benarés el edificio en que Morsamor se refugiaba.

Después miraban al pequeño círculo cárdeno que los dientes de la niña habían dejado impreso. ¿Lo ves? volvía a decir ella avergonzada. ¡Vaya unos caprichos extraños los que tienes! Gracias. Quisiera que esta marca quedase, ahí eternamente. Pero no; ¡bien pronto se borrará, por desgracia! Puedo renovarla a diario replicó maliciosamente. Me alegraría mucho.

La pobrecilla cree que vamos á hacer daño á su hija. No tengas cuidado exclamó dirigiéndose á ella, que no la tocaremos. La vaca, como si quedase satisfecha con aquellas palabras, dejó de mirar á la cría y siguió ruminado tranquilamente. ¡Qué animalitos de Dios! Son como nosotros. Y á veces mejores que nosotros respondió Pedro.

Nada de dar la noticia a la gente. El lo hacía como devoto, y quería que su acto quedase en secreto.

Examinose entre ambos cónyuges la cuestión, y el duque, que ya se iba encariñando con todo lo que tuviera sabor de discusión, aprovechó la oportunidad, hablando largamente de su decoro y prestigio, de que no quedase lastimada su dignidad, y de otra porción de cosas que hubieran hecho murmurar a cualquiera: palabras, palabras, palabras.

Pero a esta sazón acudieron los amigos de don Fernando, y el cura y el barbero, que a todo habían estado presentes, sin que faltase el bueno de Sancho Panza, y todos rodeaban a don Fernando, suplicándole tuviese por bien de mirar las lágrimas de Dorotea; y que, siendo verdad, como sin duda ellos creían que lo era, lo que en sus razones había dicho, que no permitiese quedase defraudada de sus tan justas esperanzas.

Tuvo, no obstante, que esperar al fin del segundo acto, y que asistir a una parte del tercero; entonces, no pudiendo contenerse más, y a pesar de la insistencia en que se quedase, presentó sus excusas a su tía, agradeció a Huberto su atención y rogó a su hermano que la acompañase a su casa.

Sentía en su ánimo un afán de protesta caballeresco: se avergonzaba de pensar que ella huyese por haberle querido y que él quedase allí, triste e inerte como una doncella a la que abandona su amante convencido de que con su amor la causa grave daño. ¡Ira de Dios!

Este enternecimiento la sirvió para recordar á sus hijos, que figuraban indudablemente en el ejército de invasión. Su cuñado deseaba el exterminio de todos los enemigos. ¡Que no quedase uno solo de aquellos bárbaros con casco puntiagudo que acababan de incendiar á Lovaina y otras poblaciones, fusilando á paisanos indefensos, mujeres, ancianos, niños!...

Y como el cortijero se quedase mirando a este ser extraordinario, cuyo nombre no había oído jamás, el tocador se inclinó ceremoniosamente como un hombre de mundo, experto en fórmulas sociales. Beso a uzté la mano... Y sin añadir palabra se entró en el cortijo, siguiendo a la demás gente que guiaba la Marquesita.