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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Y ya ves tú que por eso a los batuecos ni nos falta salud ni buen humor, prueba evidente de que entrambas cosas ninguna falta nos hacen para ser felices. Aquí pensamos como cierta señora, que viendo llorar a una su parienta, porque no podía mantener a su hijo en un colegio, «calla, tonta, le decía: mi hijo no ha estado en ningún colegio, y a Dios gracias bien gordo se cría y bien robusto».
Los teatros español é inglés. Si lo expuesto hasta aquí prueba el universal interés, que inspiraba la poesía, el examen atento de la literatura española manifiesta á las claras que el reinado de los tres Felipes, y los primeros años del monarca que les sucedió, forman la época en que aparece más fecunda la actividad poética.
Eso prueba que el fanatismo es siempre compañero de la ignorancia, y que toda la fuerza de los tartufos consiste donde quiera en el dominio que ejercen sobre las masas bárbaras que obedecen maquinalmente al impulso que se les da.
Pero, por el contrario, estaba furioso. Hubiera preferido saber que había muerto. Porque, ¿a qué ocultarse? decía. ¿Por qué, puesto que sabe dónde vivo, teme venir a verme? ¿Es, acaso, que se ha hecho indigna de presentarse ante mí? ¿No me ama ya? ¿Me ha olvidado quizás? Esta carta le dije, prueba lo contrario.
»-Así es la verdad -respondió Anselmo-, y con esa confianza te hago saber, amigo Lotario, que el deseo que me fatiga es pensar si Camila, mi esposa, es tan buena y tan perfeta como yo pienso; y no puedo enterarme en esta verdad, si no es probándola de manera que la prueba manifieste los quilates de su bondad, como el fuego muestra los del oro.
Estaba junto á su mamá y llegaban hasta ella algunas de sus palabras como un lejano susurro. Pepita comprendió que su madre hablaba de una carta que debía interesarla mucho, á juzgar por las veces que la nombró. La joven púsose á temblar pensando en las que tenía ocultas, como una prueba de delito, allá en su hotel de Las Arenas.
Embarazado Jacobo al ver en manos del tío Frasquito aquella prueba flagrante de su atentado, no contestaba, y el viejo, volviendo y revolviendo en todas direcciones los dos sellos verdes, preguntaba sin cesar: ¿De quién son?... ¿Te sirven? Jacobo, más y más embarazado, contestó por decir algo: ¿A que no lo aciertas?... ¡Toma! exclamó de repente el tío Frasquito . ¡Ya lo creo!
Tan pronto, describiendo un círculo, hería con el pie la tierra, como, sin moverse de un sitio, zapateaba de plano, mientras sus brazos, armados de castañuelas, se agitaban en el aire, bajaban y subían a modo de alas de ave cautiva que prueba a levantar el vuelo. El tentador
Respecto del primero, si no quedara en muchas cartas prueba de autenticidad, la diera el estilo, que, bien decía el autor, no se confunde con otro.
Recojo el clavel y le guardo, por... por pura rectitud de conciencia... vamos, para reparar yo, a mi modo, una falta cometida con buen fin... Nieves seguirá pensando de mí por ese acto, si por desgracia le notó, lo que mejor le parezca: santo y bueno; pues yo estaré tan satisfecho con saber que son equivocados sus juicios, y que tengo en mi poder la prueba de ello. ¡Qué carape! cada uno es como Dios le hizo; y yo soy así.
Palabra del Dia
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