Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de junio de 2025
Doña Casta está furiosa, y mi tía, no puedes figurarte lo alborotada que está contra ti. Sobre este suceso de hoy se me ocurre a mí una cosa que te quiero comunicar». Dímelo, dímelo prontito indicó ella, que sin saber por qué, esperaba de aquel hombre, a quien tenía en tan poco ideas extrañas y quizás consoladoras.
Mándeme repitió la chiquilla dando brincos entre risueña y suplicante. Pues anda dijo doña Lupe, que aquel día estaba de buen humor ; si no sales te vas a caer por el balcón. Pero ven prontito... y ten cuidado de limpiarte bien los pies en los felpudos que hay en la portería, porque hay muchos barros... Mira cómo pusiste la alfombra cuando volviste de avisar al carbonero.
Aquí la niña del antojo lanzaba un suspiro, y las que la acompañaban decían en coro: ¡Jesús, hijita! ¿Sientes algo? Vaya usted prontito, hermano, a sacar la licencia. ¡No se embrome y tengamos aquí un trabajo! ¡Virgen de la Candelaria! ¡Corra usted, hombre, corra usted!
Y cuando te sientas con alguna novedad en tu alma, y te encuentres de la noche a la mañana con todas esas máculas ateas bien curadas, dirás «¡milagro, milagro!» y no hay tal milagro, sino que tienes el padre alcalde, como se suele decir. En fin, no te quiero marear, que es tarde... Acuéstate prontito, y duérmete de un tirón siete horas.
Prontito. ¿Han ganado ustedes al fin las elecciones? ¡Pues qué íbamos a hasé! Eso me trae todavía. Nunca farta un enrediyo. Aquel escribano que tanto les combatía a ustedes estará furioso. El pobresito ha fallesido. ¡Hombre!... Sí, antes de las elecsione... Verá usté qué cosa más rara. ¿Se acuerda usté de cuando estuve aquí, hase un mes?
Pues aquí tienes compañera.... ¡Vamos, Juana; pronto, prontito, vea usted que Rorró tiene que irse!... Tía Pepilla puso en un extremo de la mesa el libro y el rosario, y quitándose el pañolón le arrojó sobre el respaldo de una silla. ¿Te vas hoy? Sí, tía; luego que acabemos. Ahí en mi mesa está una carta para Linilla. Mándela usted con el que venga de San Sebastián.
Ya debe de estar ahí, de vuelta de la iglesia, tomándose su chocolate... Anda prontito, hija, y te lo agradeceré mucho». En el tiempo que estuvo fuera Encarnación, la diabla no hizo más que dar a su hijo muchos besos, diciéndole mil ternezas. El chico estaba despierto, y callado la miraba, y aunque nada decía, a ella se le figuró que hablaba... «Estarás tan ricamente... hijo mío.
Palabra del Dia
Otros Mirando