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Actualizado: 14 de junio de 2025
Luego concertaron ambas dar una sorpresa a la sociedad laciense. Fernanda se presentaría aquella noche sin previo anuncio en la tertulia de Quiñones. Una alegría infantil se apoderó de ambas con este proyecto. Así que le dieron forma, despidiose Emilita, prometiendo volver enseguida a buscar a su amiga.
Si fuera, no iría, era una suposición... si fuera y les sorprendiera en el comedor, ¡qué alegría! allí mismo se echaba a las plantas del padre, prometiendo regenerarse, ser bueno, ser trabajador, y tiíta Silda, mostrándole, muy risueña, el pagaré de don Raimundo, le decía: Aquí lo tienes, pero, ¡cuidadito en adelante! Y el cobarde instinto de conservación, le quemaba las orejas.
Y el muchacho repitió lo de la pérdida del jornal varias veces, dándole con su acento una importancia extraordinaria, como la mejor demostración de la gravedad del enfermo. Aresti creyó consolarle, prometiendo que enviaría al médico que estaba en Galdames, tan pronto como volviera. Pero el muchacho rompió á llorar de nuevo.
Tomé una ligera colación poco antes de mediodía, y habiéndome despedido de la buena mujer y sus hijas, prometiendo volver a verlas a mi regreso, comencé el ascenso de la colina que lleva al castillo y desde éste al bosque de Zenda. Media hora de pausado andar me llevó a las puertas del castillo.
Por eso no quede dijo la otra en ademán trágico de aficionado casero: nosotras somos ricas; y por el bien y por la honra de Villavieja, daremos hasta las enaguas. Maravillas la estrechó la mano en silencio, y se largó prometiendo que El Fénix Villavejano no se haría esperar mucho.
Y salió del buque sin volver la cabeza, con paso acelerado, como si corriese á la realización de algo que llenaba su pensamiento. Tòni corrió también hacia el ventano del camarote de Ulises. ¿Ya se ha ido? preguntó éste con impaciencia. El piloto asintió con la cabeza. Se había ido prometiendo no volver. Así sea dijo Ferragut.
Celebró el pueblo estas paces con solemnidad y alegría incomparable; pero sobre todos, quien dió mayores muestras de contento fué Cambaripa; y Tataberiy se aficionó increíblemente á los misioneros, y por medio de ellos á la Santa ley de Cristo; pidióles que se quedasen allí para enseñarles los Divinos Preceptos, prometiendo alistarse cuanto antes en el número de los fieles; y en prendas de eso le dió para que bautizase un hijo único que tenía.
Al proferir estas palabras se le había ido anudando la voz en la garganta, hasta que se echó a llorar perdidamente. Me costó mucho trabajo calmarla, pero al fin lo conseguí elogiando su carácter franco y sencillo y su buen corazón, y prometiendo quererla y respetarla siempre. Me hizo jurar una docena de veces que no pensaba nada malo de ella.
Me senté, pues, a la mesa, prometiendo a los demás comensales que pronto los alcanzaría; pero por más que hice y por bien que jugué mis mandíbulas, no logré impedir que todos concluyeran antes que yo, y como hacía un día espléndido y figuraba en el programa un paseo por el lago, me manifestaron que salían a dar una vuelta mientras yo terminaba de almorzar y concediéronme diez minutos, asegurándoles yo que aún me sobraría tiempo.
Pereció gran número de nuestros indios, y de los Cambales, 3,000. A poco tiempo vino de paz Taberé con los suyos, pidiendo perdon, y rogándonos que le volviésemos sus mugeres é hijos, prometiendo dar la obediencia por sí y su pueblo: y el capitan le concedió lo que pedia, segun el órden del Rey.
Palabra del Dia
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