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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Este estuvo a punto de precipitarse en el aposento; pero, dándose cuenta en el acto de que así podría causar un efecto fatal en el ánimo de su amada, procuró revestir su semblante con una expresión serena, y empujando la puerta con suavidad, entró sonriente, aunque la desesperación más sombría embargaba su alma.
Sopló y apartó las migajas, y una a una se comió las pasas y los palillos, porque no le vi arrojar ninguno, ayudándolas con los mendrugos, que, morados con la borra de la faldriquera, parecían mohosos, y eran tan duros de condición, que aunque él procuró enternecerlos paseándolos por la boca una y muchas veces, no fué posible moverlos de su terquedad; todo lo cual redundó en mi provecho, porque me los arrojó, diciendo: "¡To, to!
Don Cayetano, que sabía ponerse serio, llegado el caso, procuró convencer a su amiguita de que su piedad, si era suficiente para una mujer honrada en el mundo, no bastaba para los sacrificios del claustro. «Todo aquello de haber llorado de amor leyendo a San Agustín y a San Juan de la Cruz no valía nada; había sido cosa de la edad crítica que atravesaba entonces.
Le quería más. ¿Y cuando volvía? Más. Era una cosa superior a mí, una especie de enfermedad o desgracia que me enviaba Dios. ¿No procuró usted librarse de ese tormento, pensando en otro? ¡En otro hombre! exclamó Sola como horrorizada . Eso no, eso era imposible.... Lo que yo sentía, aquel tormento mío me era necesario para vivir, como el aire y la luz.
LORENZA. Procuro aprender la técnica. LAFRIPE. ¡Está buena la técnica de Joaquín...! Váyase usted a su casa; pinte tres manzanas en una compotera, o el carrete de su portera. Trabaje desde la mañana a la noche; dibuje y malgaste el color; pero hágalo, sobre todo, sin maestro. Entréguese usted en cuerpo y alma a su labor; reviente de exaltación, de duda, de despecho, y no pida consejos a nadie.
La familia de Josefina se enteró de todo antes que los extraños, y si la madre no procuró evitarlo, el duque tampoco dio a la cosa gran importancia. Su hija era joven, rica y hermosa: nada tenía de particular que gustara a los hombres: Félix Aldea era uno más.
E predicó frai Alonso Hojeda de San Pablo, celoso de la fe de Jesucristo, el que mas procuró en Sevilla esta inquisicion. E dende á pocos dias, quemaron tres de los principales de la cibdad é de los mas ricos: los cuales eran Diego de Suson, que decian que valia lo suyo diez cuentos é era gran rabí, é segun pareció murió como cristiano , é el otro era Manuel Sauli é el otro Bartolomé Torralba.
¿Qué puedes tú decir al rey?... Mucho. Y... ¿qué le puedes decir?... Despacio... quiero tener armas reservadas... ¿Tú también te vuelves contra mí? ¿Porque procuro ser fuerte? No; no, señor. Yo os he dicho... como si no fuera vuestra hija: amo á un hombre, tengo empeño por él, ese hombre huye... detenedle, servidme... en cambio yo os serviré.
Se sentó luego en una silla en el más oscuro rincón de la alcoba, y permaneció callada y llorando, y procuró que olvidasen su presencia allí. Con la agitación de los tres asistentes del enfermo, hubo un momento en que dejaron sola con él a doña Luz.
Y sobre todo se guardó muy bien de emitir ninguna idea científica o filosófica, pues por experiencia sabía que esto era lo que no se perdonaba en aquella sociedad. Hasta procuró refrenarse cuando alguno de aquellos jóvenes le inspiraba más simpatía y afecto que los otros. El cariño es en sí ridículo y precisa guardarlo en el fondo del corazón.
Palabra del Dia
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