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Actualizado: 28 de mayo de 2025
No debe olvidarse que Lóndres se ha formado por la reunion paulatina de muchas pequeñas ciudades circunvecinas, ó distritos, á la antigua City del Tamésis, privilegiada y poderosa, que ocupa casi el centro de la inmensa poblacion actual. Así, aunque la ciudad es una sola en su apariencia, se observa una profunda diferencia entre el centro y los arrabales.
Y estos millones y millones de hombres que sostienen la existencia de la sociedad, que combaten por ella con las fuerzas de la Naturaleza ciegas y crueles, que todas las mañanas vuelven a la lucha, viendo en este monótono y continuo sacrificio la única misión de su existencia, forman la inmensa familia de los asalariados, viviendo de las sobras de una minoría privilegiada/ contentándose para subsistir con pequeñísimas cantidades de lo que aquélla desprecia, y sometida a un tipo remunerador siempre el más bajo, sin esperanza de ahorro y de emancipación.
Todas las supersticiones se borraron de pronto de su privilegiada inteligencia: no sólo la superstición de Dios, la del alma y la moral, inventadas por la debilidad de los hombres secundada por la ambición de los sacerdotes, sino ciertas nociones ridículas en que el género humano se había entretenido puerilmente hasta ahora; las ideas de lo verdadero, lo bueno y lo bello.
Andando los tiempos, la clase mas alta del país habia constituido una aristocracia ú oligarquía intolerante y privilegiada, y para destruir su poder el pueblo emprendió una lucha tenaz, que se manifestó por revoluciones mas ó ménos incompletas y poco fecundas en 1830, 41 y 43, hasta triunfar definitivamente en 46.
Aquello era para mí la vida entera; más aún, la vida normal de nuestra privilegiada especie; y los que no vivían como yo, me parecían seres excepcionales del humano linaje, pues en mi infantil inocencia y desconocimiento del mundo yo tenía la creencia de que el hombre había sido criado para la mar, habiéndole asignado la Providencia, como supremo ejercicio de su cuerpo, la natación, y como constante empleo de su espíritu el buscar y coger, ya para arrancarles y vender sus estimadas bocas, que llaman de la Isla, ya para propia satisfacción y regalo, mezclando así lo agradable con lo útil.
Las relaciones íntimas que desde hacía tiempo, sosteníanse entre nuestra patria y aquella privilegiada región, cuna del arte, como consecuencias de gloriosas conquistas realizadas por nuestros capitanes, contribuyeron eficazmente á hacer extensivo dicho influjo, y así no es de extrañar, que magnates tan calificados como los Duques de Arcos y de Alcalá, los Marqueses de Ayamonte y de la Algaba, el Conde de Gelves, Don Fernando Colón, y otros más que sería prolijo enumerar, aceptando de buen grado dichas influencias, acudieran á artistas italianos, unos para que les labrasen las ricas portadas, fuentes y columnas de sus casas, otros sus sepulcros ó retablos para las capillas de que eran patronos, y todos ellos para que decorasen á la manera italiana las estancias y salones de sus palacios.
El mar se rizaba blandamente sonriendo a la privilegiada villa, y el sol asomaba majestuosamente su disco por detrás de las olas, dispuesto a dar gusto siquiera una vez en su vida a los honrados peñascos. Porque desde tiempo inmemorial se sabía que apenas se preparaba una fiesta en Peñascosa, el sol tomaba las de Villadiego y dejaba que las nubes diesen buena cuenta de ella.
Era muy capaz de un sentimentalismo vago que, como esas mujeres, tomaba por exquisita sensibilidad, casi casi por virtud. Pero esta virtud para damas se rige por leyes de una moral privilegiada, mucho menos severa que la desabrida moral del vulgo.
La estructura de su cabeza revelaba, sin embargo, bajo esta cubierta selvática, la organización privilegiada de los hombres nacidos para mandar. Quiroga poseía esas cualidades naturales que hicieron del estudiante de Brienne el genio de la Francia, y del mameluco obscuro que se batía con los franceses en las Pirámides, el Virrey de Egipto.
DON URBANO. Fruto de su inteligencia privilegiada... No: de la perseverancia, de la paciencia laboriosa... EVARISTA. ¡Ay, no me digas! Trabajas brutalmente. MÁXIMO. Lo necesario, tía, por obligación, y un poco más por goce, por recreo, por entusiasmo científico. DON URBANO. Es ya una monomanía, una borrachera. No: es la ambición, la maldita ambición, que a tantos trastorna y acaba por perderlos.
Palabra del Dia
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