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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Long Island desarrollaba la inmensa cinta de sus costas, y Staten Island, como en el marco de una viñeta, se presentaba en su hermosura, tentando al lápiz, ya que no, por falta de sol, a la máquina fotográfica.
Familia no la tenían, pues sus padres habían muerto, y Agapito o Agapo, como familiarmente le decían, no era para ellos un hermano, sino un pilluelo que vivía en medio de la calle, a quien no se le veía sino cuando se presentaba a pedir dinero, aporreado siempre y harapiento.
Y si ustedes me preguntan qué es eso de ser «blanco», les diré que luego de tantos años no estoy todavía bien enterado... Tal vez me hicieron «blanco» a la fuerza. Y relató su llegada a Montevideo, cuarenta años antes, sin más fortuna que una carta de presentación para un catalán establecido en el interior. El país estaba en revuelta, pero la ciudad presentaba su aspecto normal.
Zapiola me dijo entonces: Ya ve, amigo mío, como se puede ser feliz después de lo que le he contado. Y su caso... Espere un segundo. Y mientras me presentaba a su mujer: Le contaba a X cómo estuvimos nosotros a punto de no ser felices. La joven sonrió a su marido, y reconocí aquellos ojos sombríos de que él me había hablado, y que como todos los de ese carácter, al reir destellan felicidad.
Tres días antes había salido para Biarritz, manifestando á su secretario que tardaría unas dos semanas en regresar, y se presentaba inesperadamente, con una cara que daba miedo. ¿Qué negocio se le habría torcido al grande hombre, hasta el punto de hacerle perder su solemne gravedad?...
Por lo tanto, era el único delante el cual se presentaba serena, y el duque era el único que se sonreía dolorosamente delante de la duquesa. Pasó algún tiempo y la duquesa se heló de espanto; conoció que era madre. ¡Madre de un bastardo, sin culpa, sin más culpa que la de un aturdimiento hijo de su misma pureza! ¡madre y viuda! ¡Y sin conocer al padre de su hijo!
Cuando se presentaba en el espacioso comedor, a la hora de la cena, que es la hora de las expansiones, los hijos se ponían de pie; las mujeres, acoquinadas y silenciosas; el varón, nervioso y temblando, y eso que gastaba barbas; el padre hablaba cuando lo tenía por conveniente, y los hijos escuchaban y callaban; no había discusión de temas, ni intercambio de ideas; a una pregunta, una respuesta y otra vez el silencio.
Entonces sí que, sin poder él desechar aquellos recuerdos se le presentaba su infancia en los puertos; aquellas tardes de su vida de pastor melancólico y meditabundo.
De este modo se libraba de un compromiso. En efecto, los partidarios de Belinchón, por su número, por su riqueza y por la buena maña que se dieron, lograron triunfar en toda la línea. La lucha, últimamente, se había concentrado en el punto por donde se presentaba don Roque. Los del Camarote sabían que si éste era elegido, la batalla estaba ganada.
Para él no tenían secretos la vida humana ni la juventud: Su compañero Quevedo solía envolverse en formas hipócritas; Pedernero no. Se presentaba sin máscara, tal como era, empezando por decir que el Superior había hecho muy bien en quitarle las licencias.
Palabra del Dia
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