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Actualizado: 17 de mayo de 2025
No hay plazo que no se cumpla, y dicho plazo se cumplió al cabo. Cumpliéronse también los pronósticos del Padre. D. Valentín salió aquel día muy de mañana con el aperador para ir á la casería, de donde no pensaba volver hasta la noche. El Comendador, que lo espiaba todo, se preparó para la entrevista prometida. El P. Jacinto no se hizo aguardar mucho tiempo y vino á buscarle.
Ramiro pensó que de un momento a otro podía llegar alguna persona, su madre misma, y romper el embeleso de un coloquio a solas, que no volvería tal vez a ofrecerse, en mucho tiempo. Preparó en su espíritu la frase decisiva. Estaba resuelto a poner su destino a los pies de aquella mujer. Dio algunos pasos hacia el muro para recobrar su entereza.
Lo primero que hizo Quevedo fué volver la punta de su espada al suelo, apoyarse en su pomo y descansar; el combate había sido corto, pero reñidísimo, duro, formidable; Quevedo se había visto obligado á resistir los golpes tirados por el puño de hierro del bufón, y sudaba, estaba jadeante. Pero en el mismo punto en que se había apoyado en su espada se irguió y se preparó.
No se detuvo en melindres hipócritas, ni preparó el terreno, ni dejó trascurrir siquiera el tiempo de cortesía, como hacen la mayor parte de las madrastras; desde el primer momento reveló que Miguel no le agradaba y le declaró la guerra; por lo menos tuvo el mérito de la franqueza. Aquél tardó bastante tiempo en recoger el guante.
Con este sistema se preparó el terreno para la instalación en España de la tragedia y de la comedia francesa. Desde el año de 1750 encontramos muchas traducciones de dramas franceses, el Británico, de Trigueros; la Athalia, de D. Eugenio de Llaguno, y la de la comedia La raison contre la mode, de Luzán. Nadie, sin embargo, se aventuraba á representar estos trabajos.
Es una manera especial que tienen los chicos de decir: «Esto me aburre; de buena gana me marcharía». Jacinta le retuvo a la fuerza. Vamos a ver, Sr. de Izquierdo dijo la dama, planteando decididamente la cuestión . Ya sé por su vecino de usted quién es la mamá de este niño. Está visto que usted no lo puede criar ni educar. Yo me lo llevo. Izquierdo se preparó a la respuesta.
Federico sintió a la yegua temblar debajo de sí y como si fuese a caer desplomada. Sabía lo que esto significaba, y se preparó. Apártate, Simón, te conozco, maldito bandido; déjame pasar o verás... Dejó la frase sin terminar.
En semejante duda, leyose la parábola del Hijo Pródigo, que no había perdido nunca de vista en su peregrinación, y observó que había omitido el festín final de reconciliación. No parecía ofrecérsele nada mejor a la deseada cualidad del ceremonioso sacramento entre él y su hijo; de manera, que un año después de la aparición de Carlos, se preparó a darle un banquete suntuoso.
El párroco sintió el nervioso temblor de los gatos a la vista del ratón: se preparó como ellos rozando el suelo con los pies, y ¡zas! de un par de brincos cayó sobre los bárbaros. Pero Lorito no era un vándalo vulgar de los que se dejan atrapar como un ratoncillo inocente.
24 Porque él mira hasta los fines de la tierra, y ve debajo de todo el cielo. 25 Haciendo peso al viento, y poniendo las aguas por medida; 26 cuando él hizo ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos. 27 Entonces la vio él, y la tasó; la preparó y también la inquirió. 28 Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia.
Palabra del Dia
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