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Goicochea te acompañará dijo señalando á su secretario. Toma abajo mi carruaje, y, mientras vuelves, terminaré mi tarea. Hasta luego, Luis. Y cogiendo una pluma, comenzó á escribir, como si una repentina preocupación le hiciese olvidar por completo á su pariente.

No aportan a las reuniones sociales más que un espíritu embotado por la preocupación de los negocios, y no buscan, al frecuentar los salones a la moda, sino un mercado donde aumentar sus relaciones. ¡Para escapar al contagio y permanecer entre la gente de su clase, les aseguro, hay que violentarse!

Aquella situación extraña y nueva para él de tener que exponer sus cuitas a los vecinos de Raveloe, de estar sentado al calor de un hogar que no era el suyo, y de sentirse en presencia de fisonomías y de voces que hacían nacer en él las primeras esperanzas de socorro, ejerció sin duda alguna cierta influencia sobre Marner, a pesar de la viva preocupación que le causaba el infortunio.

La educación, las leyes, las tradiciones, no hacían mas que desfigurar el fondo bárbaro de nuestra existencia. Una preocupación le distrajo de estos pensamientos. ¿A qué hora debía presentarse en el sitio indicado? Se le ocurrió que, al no mencionar la hora, ésta debía ser la misma del otro encuentro á la puerta de San Carlos.

Sin embargo, en el fondo de su alma aunque no quisiera confesarlo había una leve preocupación, algo que le escocía. Este escozor fue el que le obligó a encaminar sus pasos al Ateneo en vez del café de Fornos. Un célebre crítico de arte estaba dando en aquel centro unas conferencias acerca del pintor Velázquez.

Otros sentimientos han contribuido a apresurar mi regreso. Sentía impaciencia por volver a ver a Adela y por buscar los medios de no separarme ya de ella. Los días del hombre transcurren tan rápidamente, que no hay más que una preocupación bien inexplicable que pueda distraernos del cuidado de embellecerlos.

Estudiado Paris en otras tendencias, apenas se concibe, ó se concibe como concebimos un prodigio, la existencia de ese escrupuloso nivel entre la conducta social del que obedece, y la voluntad del que manda. Este nivel es evidente, y sólo la ignorancia, la preocupacion ó el odio pueden desconocerlo.

Seamos, aunque algo tarde, lo que debimos ser. No suspiraba Alicia , no puedo... ¡Mi hijo!... Y á continuación se apresuró á murmurar, como arrepentida: ; tal vez... más adelante... Pero ahora, no. ¡Qué vergüenza!... Cuando yo esté tranquila, cuando no sienta esta preocupación que me destroza... Te quiero; ¿te basta con eso? Te quiero... Estas dos palabras le bastaban al príncipe.

Está enamorado hasta las cachas. Yo, que no había reparado en ello, me convencí, mirando al comandante, de que la observación era tan fina y maliciosa como exacta. Desde la entrada de la condesita no se mostraba como antes alegre y desenfadado. Las frases jocosas que aún soltaba iban claramente impregnadas de la preocupación de su espíritu.

¡Y nosotros obligados á servirles!... continuó gimiendo la mujer . Están locos: parecen otros hombres. Los soldados dicen que se marchan al amanecer. Hay una gran batalla, van á ganarla, pero todos necesitan pelear en ella... Mi pobre marido ya no puede más. Tantas humillaciones... Y mi hija... ¡mi hija!... Esta era su mayor preocupación.