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Actualizado: 25 de junio de 2025
Por fortuna, con las campanadas de las ocho terminaba la recepción: aquí eran los apuros entre las mujeres. Ninguna quería ser la primera en levantarse. Llamábase este acto romper el chivato. A la postre se decidía alguna a dar esta muestra de coraje, y acercándose a la no siempre inconsolable viuda, le decía: ¡Cómo ha de ser! Hágase la voluntad de Dios.
OTRO POSTRE. Se baten tres yemas con cien gramos de azúcar; después se baten las tres claras a punto de nieve, y mezclados con otros cien gramos de azúcar para que esté como merengue; se pone en un plato como para pastel moka; una capa de la pasta de yema, otra de bizcocho, otra de merengue, y así sucesivamente, procurando terminar con la del merengue, espolvoreándola con canela molida y mejor aún con chocolate molido.
Hoy se entregaban a un calavera rico, mañana a un señorito achulado, tal noche a un marido ajeno, tal otra a un pollancón estúpido; y total, alguna cena, algún traje, desempeñar a costa de uno lo que había de lucir con otro, y a la postre el rostro ajado y la juventud malbaratada: vida de moza mesonera, trajín constante, pocas propinas y vejez: mendiga.
Pero, puesto que si no senil soy senescente, me sobrepongo a las flaquezas de la carne, completo el giro y examino a la muchacha desde los cuatro puntos cardinales. A la postre, estoy donde estaba. ¿Qué he conseguido saber sobre esta muchacha? Nada. Nada. Nada.
Me parece que desde que estoy así no se hacen muchas cosas que tengo ordenadas... Ya; como el amo no ve... Ni se trae la carne de falda, ni he vuelto a tener noticia del señor escabeche de rueda, que es un señor plato muy arreglado, ni se me ha dicho si siguen viniendo los mostachones de a cuarto para el postre... En la distribución del tiempo no se lo que se hará.
Allá a la postre también D. Bernardo, sus hijos y su yerno comprendieron que hasta desde el punto de vista estético hacía falta en la familia quien representase la indisciplina, algo que formase contraste y rompiese la monotonía de aquella vida correcta.
He comido muy bien. De postre no te pongo más que fruta. Sé que te gusta mucho. Sí, porque esto es la verdad. No se ve aquí mano del hombre... más que para cogerla. ELECTRA. Es la obra de Dios. ¡Hermosa, espléndida, sin ningún artificio!
Por otra parte, á pesar de lo poco heroica que es su naturaleza, parecía más decoroso verse también arrastrado en la caída del partido á que estaba afiliado, que no permanecer de pie cuando tantos hombres, mucho más meritorios, iban cayendo día tras día; y, por último, era eso preferible á quedarse cuatro años más en su puesto, á la merced de una Administración hostil, para verse á la postre obligado á definir su posición de nuevo, y mendigar tal vez la buena voluntad de los vencedores.
22 Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente; a la postre murió también la mujer. 23 En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer. 24 Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios?
Pocas veces tenía necesidad de reprenderla, pero cuando lo hacía, Nuncita bajaba la cabeza y al poco rato se la veía llevarse el pañuelo a los ojos y salir de la sala, mientras Carmelita seguía sus movimientos con mirada fija, sacudiendo al mismo tiempo la cabeza severamente. Poco faltaba para que la castigase dejándola sin postre o mandándola a la cama.
Palabra del Dia
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