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Actualizado: 5 de mayo de 2025
No usan otro vestido que una especie de faja de lienzo ó de corteza de árbol, según pueden, que se llama bajaque, y ellos la denominan baac, y una manta por lo regular de las que se fabrican en Ilocos, y se conocen con el nombre de bandalas, ó bien un pedazo de tela cualquiera que colocan sobre los hombros plegada ó suelta.
Su vestido era el de las grandes solemnidades, el mismo de otras veces; pero ¡cosa singular! su toca estaba plegada en la frente con cierta presunción de monja novicia, presunción que no carecía de gracia.
En la tarjeta que lleva el nombre de cada convidado, se escribe el menú y se coloca sobre la servilleta, y ésta, plegada, sobre el plato, y el panecillo debajo.
La alcancé cuando llegaba a la puerta del saloncito que le servía de tocador en el cual acostumbraba pasar el día. Ayúdeme usted a plegar mi chal me dijo. Tenía el alma y los ojos en otra parte. La ancha tela multicolor estaba entre nosotros plegada en el sentido de su longitud y ya no formaba más que una banda estrecha de la cual cada uno sosteníamos un extremo.
El helado se sirve sobre una servilleta plegada, o en una huevera especial, de cristal, sobre una fuente; el criado corta un trozo con un cucharón de plata y lo sirve; ahora para comer el helado se usan unas palitas muy lisas, en sustitución a las antiguas cucharillas.
Las escenas lejanas de la muerte del de Luzmela se le aparecieron en una confusión tenebrosa, y se quedó «mirándolas» con los ojos abiertos y parados sobre la vidriera plegada del balcón. Creyó sentir entonces que una cosa dura golpeaba los cristales con siniestro aleteo.... ¿Si sería la nétigua? Se acercó a observar, andando de puntillas con infantil sigilo. No era la nétigua.
Bajo la lámpara eléctrica estaba ella, una Freya distinta á la que había visto siempre, con los cabellos opulentos cayendo en sierpes sobre sus hombros, completamente desnuda en el interior de una túnica asiática que la envolvía como una nube. No era el kimono japonés vulgarizado por el comercio. Consistía en una pieza de tela indostánica bordada de fantásticas flores y plegada caprichosamente.
Calzaba botines de cuero amarillo con grandes espuelas y las piernas las resguardaba del frío con unos zajones de piel, amplio delantal sujeto con correas. Delante de la silla iba plegada la manta oscura de grueso borlaje; en la grupa las alforjas, y a un lado la escopeta con el doble cañón asomando por debajo de la panza del animal.
Pero la atención de todos se apartó de este ensañamiento de la bestia, para fijarse en Gallardo, que atravesaba la plaza con menudo paso, cimbreante el talle, en una mano la plegada muleta y moviendo con la otra la espada cual si fuese un bastoncillo. Todo el público del sol aplaudió, agradecido por esta aproximación del espada.
Recién llegada Luz de su expedición de verano, se había hecho retratar a gusto de Ángel: de cuerpo entero y con un vestido de falda bien plegada, sin pabellones, frunces ni embutidos en ninguna parte; la caída natural de los paños, y el cuerpo ajustado y descubierto; la cabeza sin más adorno que una flor, y el pelo sin artificios piramidales, ni greñas de estúpido ganapán sobre la hermosa frente; la actitud sencilla y la mirada fija en él.
Palabra del Dia
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