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Actualizado: 11 de julio de 2025
Con dos renglones de secreta tinta hacen mas mal que la langosta fiera: hidra que tala cuanto el Mayo pinta. Son ya ministros de mayor esfera, y pretenden con brazo poderoso violar la paz que la razon venera. Andan á paso lento y perezoso, y quieren adquirir á costa ajena del santo honor el trono misterioso.
Ya cuando pinta el éter la mañana con brillantes albores, no corres presurosa á la ventana, porque yo no la adorno con mis flores. Ya al esquivar el celo con presteza de importuno testigo, no vuelves la cabeza á ver si yo te sigo. De otros sitios respiras el ambiente que yo no he respirado... Ya no temes jamás entre la gente que pase yo á tu lado.
Lo que hace Roseaux es tomar la parte defectuosa para sacar por ella el todo imperfecto, ó despreciable. Quando trata de la desigualdad de los hombres pinta al hombre por lo sensitivo y animal, faltando poco para hacerle una bestia: entonces no se mira la racional, porque esto estorbaría la prueba.
Luego que se pinta en la fantasía la imagen del objeto, y el entendimiento le percibe claramente, se excitan en el ánimo los afectos de fuga, ó prosecucion; es decir, se ve incitado á abrazarle, ó rechazarle.
Cándida, por el contrario, traía buenas noticias... «Novaliches sale con un ejército atroz, pero muy atroz... Verá usted cómo los desbarata en un decir Jesús... Cuentan que en algunos pueblos de Andalucía han rechazado a los rebeldes... Aquí hay mucha gente que quiere alarmar, y pinta las cosas con colores demasiado vivos. Yo he oído que no es tanto como se dice».
Que sea el objeto vértice del ángulo de visión del pintor, y no el pintor vértice del ángulo de contemplación del panorama, como lo es el novelista. El pintor que pinta cuadros de más de dos metros cuadrados, es inexorablemente un pintor superficial.
Pensativo dejó al matrimonio el desengañado parecer de don Justo; pero todavía se atrevió Simón a hacer este pequeño reparo: En todo caso, señor cura, siempre nos quedará el recurso, si nos pinta mal fuera de esta casa, de volvernos a ella con los trastos.
Poco a poco y noche tras noche fuí entablando amistad con la Pinta. Era una mujer dulce, triste y reconcentrada, o, según el tecnicismo de la Piernavieja, una simple que no servía pal caso. Apenas se comunicaba. Una noche me dijo que tenía poco más de treinta años; aparentaba menos de treinta. Otra me declaró el lugar de su nacimiento: la ciudad de Pilares.
En contraposición de la alegre Duquesa que usted pinta, hay de seguro no pocas otras que encerradas en sus casas y sin dar nada que decir, son dechado de nobilísimas prendas que emplean en obras de caridad y misericordia.
Mefistófeles, por último, es un personaje extra-natural. Goethe no creemos que tuviese tratos con él, pero le pinta tan a lo vivo, que cualquiera diría que le conoció de cerca. La índole de este diablo y su consecuencia en palabras y en acciones, desde el Prólogo en el Cielo hasta el fin de la segunda parte, acreditan la firmeza con que Goethe trazó su imagen y atinó a prestarle vida.
Palabra del Dia
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