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Actualizado: 21 de junio de 2025


Este símbolo podía representar la situación espiritual mía en aquella época lejana en que estudiaba en San Fernando. Hoy, cosa extraña, no me gusta nada el Mediodía, y tampoco me entusiasman las palmeras, que son, indudablemente, decorativas, pero que tienen aspecto de algo artificial. En el tiempo de que hablo era yo el pino que aspira a transformarse en palmera.

Los troncos de pino, los pies derechos y contrafuertes que sostienen sólidamente el dique, se retiran con cuidado; luego, á una señal, la traviesa que servía de cerrojo á la enorme puerta, es precipitada al fondo, la compuerta se levanta y la masa impetuosa del agua corre con furor hacia la salida que le acaban de abrir.

La Maritornes entró toda apresurada y solícita con dos sillas de pino. ¿Qué quieren vuesas mercedes? dijo el hombre, que se había quitado la gorra. Vino, mucho vino dijo la Dorotea. Sólo tengo blanquillo de Yepes. Sea el que quiera. El hombre salió. No os conozco, Dorotea dijo Quevedo. Tampoco yo me conozco á misma. Mirad que el blanquillo de Yepes es muy predicador. No importa.

Había cosecheros que usaban calañés y vivían en un casucho de las afueras como pobres, alumbrándose con un velón; pero al pagar una cuenta tiraban de un saco que tenían debajo de la mesilla de pino como si fuese un saco de patatas, y ¡eche usté onzas!

La naturaleza es aqui mas bella que grandiosa. Ni el bramido del mar, ni el eco del torrente llegan hasta la cumbre de estas alturas solitarias. Crecen en esas faldas el laurel y el álamo; pero no el castaño, el haya, el pino abeto, entre cuyas ramas ahulla el viento de una manera salvage y misteriosa. El agua no salta aqui en cascadas á lo profundo de los abismos.

Era, al mismo tiempo, posada y taberna con honores de club, pues allí por la noche se reunían varios vecinos de la calle y algunos campesinos a hablar y a discutir y los domingos a emborracharse. El zaguán negro tenía un mostrador y un armario repleto de vinos y licores; a un lado estaba la taberna, con mesas de pino largas que podían levantarse y sujetarse a la pared, y en el fondo la cocina.

Encontró allí el derribado pino de enlazadas ramas, pero el trono estaba vacío. Acercose más, y algo que parecía ser un animal asustado, moviose por entre las crujientes ramas del árbol y corriose hacia arriba de los extendidos brazos del caído monarca, y amparándose en algún follaje amigo.

La pequeña iglesia no contenía más altares que el que estaba en el fondo, y que se hallaba a la sazón adornado con un Belén.... Las paredes, por todas partes, estaban lisas, y, entonces, los vecinos las habían decorado profusamente con grandes ramas de pino y de encina, con guirnaldas de flores y con bellas cortinas de heno, salpicadas de escarcha.

Pues concertarse con los que iban á recoger la basura á la casa donde estaba en esclavitud su adorada, y por tal medio, que podrá no ser poético, pero que revela agudeza de ingenio, y un corazón como la copa de un pino, Migajas se introdujo en el palacio. ¡Cómo le palpitaba el corazón cuando subía y penetraba en la cocina!

Pues lo que hacían estas venerandas señoras, probando así que su corazón de piedra o de simple pino latía aún por las miserias del prójimo, ¿por qué no había de hacerlo ella, que tenía un corazoncito de mantequilla, tan blando era y tan compasivo? ¡Jesús, Agapo! mira que hablas desatinos decía riendo Susana, sin darse por vencida. El otro volvía a la carga.

Palabra del Dia

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