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Actualizado: 19 de junio de 2025
Las aguas tibias ó termales, mucho más que las frías, contribuyen á disolver las piedras en el interior de los montes, para depositarla bajo otra forma á su salida.
Al quedar suprimidos los cañones y los torpedos por los «rayos negros», nuestros navíos, cuando están sobre el agua, emplean las flechas, las piedras y otras armas arrojadizas de los tiempos remotos.
Ahora se explicaban muchas cosas, la riqueza fabulosa de Simoun, el olor particular de su casa, olor á azufre. Binday, otra de las señoritas de Orenda, cándida y adorable muchacha, se acordaba de haber visto llamas azules en la casa del joyero una tarde en que, en compañía de la madre, habían ido á comprar piedras. Isagani escuchaba atento, sin decir una palabra.
En fuente cristalina no arrojes nunca piedras; Contémplala y exclama: ¡Oh, quién fuera tan puro!
No cabe duda que esta agua se enturbiará más lejos; pasará por rocas que le dejarán materias impuras y arrastrará vegetales en putrefacción; se escurrirá por sucias tierras y se cargará de inmundancias por los animales y los hombres; pero aquí, en su balsa de piedra Ó en su cuna de juncos, es tan pura, tan luminosa, que parece aire condensado: los reflejos movibles de la superficie, los repentinos borbotones, los círculos concéntricos de sus rizos, los contornos indecisos y flotantes de las piedras sumergidas, es lo único que revela que ese fluido tan claro, es agua lo mismo que los ríos cenagosos.
Granitos, piedra caliza y asperón parecen al viajero distraído de una misma y única formación. Sin embargo, grande es la diversidad de las rocas; el minerálogo que recorre las montañas martillo en mano, puede recoger centenares y millares de piedras diferentes por el aspecto y la estructura íntima.
Ni las piedras. Jamás faltó al secreto. Cuando Pepe pasaba dos o tres días sin ver a Paz la escribía, y Pateta, a la hora de salir del trabajo, emprendía el camino del hôtel, donde ella, prevenida por la impaciencia, le aguardaba tras la vidriera del balcón de su cuarto.
Allá abajo, en algunos sitios, las piedras escalonadas formaban como las graderías de un anfiteatro. En los bancos de este coliseo natural quedaban, al retirarse la marea, charcos claros, redondos, pupilas resplandecientes que reflejaban el cielo.
La res sangrienta deja en la grama, y en una piedra que besa el agua, se sienta y mira, miéntras descansa, absorto, inmóvil, la faz nublada, el sonoroso raudal que canta, y sobre el lecho de piedras salta, y allá se pierde, y allá se escapa, cual las mentidas sombras livianas de los ensueños de la esperanza.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir las piedras, y tiempo de allegar las piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de alejarse de abrazar;
Palabra del Dia
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