Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de junio de 2025


En ausencia de Ana y de don Víctor, detrás de la puerta, en los pasillos, donde podía, don Álvaro comenzó el ataque de Petra que se rindió mucho más pronto de lo que él esperaba. Pero había un inconveniente muy grave.

Pero, Celestina dijo Genoveva con una débil sonrisa, no es una perdición el casarse. , señorita aseguró Celestina; en los hombres es puro vicio y en las mujeres una torpeza... ¡Bueno!... Ya está la especie humana rápidamente juzgada exclamó Petra en medio de las risas de todas. Pues bien, Celestina añadió Francisca muy seria, encuentro que tiene usted razón.

Cuando no venían otros chicos, Petra no se decidía a malgastar sus talentos de novelista, y se dedicaba con alma y vida a la tarea que se le había encomendado; el hijo del brigadier seguía con atención profunda, como un aprendiz que desea imponerse pronto en el arte, las manos de la bella.

Acaso tengas razón añadió cuando se dio cuenta de que era yo quien había hablado. En todo caso, la pobre Petra está en la dolorosa vía del celibato. ¡Dolorosa!... no, abuela, muy feliz. Y para ahorrarme un sermón de la abuela, desaparecí prontamente de su horizonte. Abríase ante la puerta de mi casa y me metí en ella más que de prisa. 22 de octubre.

Pronto descansaban todos en la casa, menos Petra, que en medio de un pasillo, con una palmatoria en la mano, espiaba el silencio del hogar honrado con miradas cargadas de preguntas.

Ella casi siempre llamaba a su marido Quintanar. Además, la sonrisa no disimulada de la doncella aumentaba las sospechas de la señora. Calló y procuró ocultar su confusión. Entonces acercándose más a la cama y bajando la voz Petra dijo, ya seria: Han traído esto para la señora.... ¿Una carta? ¿De quién? preguntó en voz trémula Ana, arrebatando el papel de manos de Petra.

Petra contenía la risa a duras penas. Se contentó con decir: ¡Qué estropicio! apuntando a los pedazos de loza, cristal, y otras materias incalificables que yacían sobre el piso. Si hubiera sido yo, me despedía don Víctor.... ¡Ay, señora! si ha roto usted tres de esos tiestos nuevos... ¡y el cuadro de las mariposas se ha hecho pedacitos! ¡y se ha roto una vitrina de herbario! y....

Se le miraba como hermano de don Víctor. «De todas maneras, él estaría alerta». Y seguía velando por los árboles de don Víctor y por su honor «tal vez en peligro». Petra tampoco veía claro. Estaba desorientada.

Aunque la arquitectura goda no pereció en España con la irrupcion sarracena, sin embargo, las construcciones de los primeros reyes de Asturias y Leon no podian menos de ser pobres y menesterosas, como lo era la misma monarquía; así que en los historiadores de aquellos tiempos, que nos han dejado noticia de nuestros templos y monasterios del siglo VIII, nada es mas comun que estas modestas descripciones: «de luto et latere» «de petra et luto opere parvo,» y otras semejantes.

Tenía entre sus uñas a la señora ¿qué más quería ella? Todas las noches pasaba unas cuantas horas, la honra y tal vez la vida del amo, pendiente de un hilo que tenía ella, Petra, en la mano, y si ella quería, si a ella se le antojaba, ¡zas! todo se aplastaba de repente... ardía el mundo.

Palabra del Dia

dermatológicas

Otros Mirando