United States or Cabo Verde ? Vote for the TOP Country of the Week !


El Barón y un proyecto de ferrocarril, por X. X. X.; un tomo, una peseta. Los pequeños poemas: quinta edición, única completa: 1882; un tomo, 5 pesetas en Madrid, y 5,50 en provincias. Encuadernados a la inglesa con una elegante plancha, 1,50 pesetas más. Doloras y cantares: décimo-sexta edición, única completa, con el retrato del autor.

Créame usted: lo digo con gran dolor, pero es menester decirlo; consumatun est. Menester es que nos resignemos y nos achiquemos. Cuba no nos ha producido nunca una peseta.

Por esto se ven cosas tan raras: verbigracia, que se reparte el premio entre multitud de infelices que se juntaron para tal fin, poniendo este un real, el otro una peseta. Con tales ideas se dio a pensar quién le proporcionaría una participación módica, pues adquirir ella sola un décimo parecíale mucho aventurar.

Hace ventiocho años era yo un pobre estudiante, sin una peseta en el bolsillo; pero, en cambio, ni estaba gordo, ni tenía canas, ni calva, ni arrugas, y las gentes afirmaban, perdone usía la inmodestia con que lo recuerdo, que era yo un bonito muchacho, listo y gracioso. Nada tiene de extraño, por consiguiente, que se enamorase de una mujer del sobresaliente mérito de mi Joaquina.

Allí estaba su hermano, que solamente con una palabra podía sacarla del apuro; pero no había que pensar en semejante miserable, capaz de dejar perecer a toda su familia antes que desprenderse de una peseta. ¡Qué angustiosa situación! ¡Y que una persona distinguida como ella tuviera que verse en tal aprieto por unas cuantas pesetas, cuando tantos miles había arrojado por la ventana en otros tiempos...!

Uno de mis remotos abuelos apacentaba sus caballos y construía su barraca colonial donde existen actualmente jardines, monumentos y grandes hoteles. Eran centenares de millones de metros: á una peseta el metro, ¡imagínate, Miguel!

Ahora, todo el dinero que guardaba en el bolsillo, una peseta y algunas monedas de cobre, era para pagar esta carrera de dolor, la última tal vez que harían juntos.

A siempre me gustó mucho la vida del militar; hoy aquí, mañana allí, unas veces con mucho dinero, otras veces sin una peseta. ¿De modo, que a V. le gustaría viajar, conocer países? , señor, muchísimo; yo soy un hombre muy especial en eso. ¿Y qué necesidad tiene V. de hacerse militar para ello? ¿No se puede viajar de paisano?

Usted que tiene hoja replicó la santa con gracia, y los demás se reían . Una peseta de premio por cada una. ¡Cómo va subiendo!... Usted nos tira al degüello. Lo que merecéis, publicanos. Villuendas tomó de un cercano montón dos duros y los añadió a los billetes del cambio. «Vaya... para que no diga...». Gracias... Ya sabía yo que usted...

Ten entendido que cada peseta que aquí dejen os costará bastantes gotas de sudor... Y entre sudar debajo de la tierra ó á la luz del sol, es preferible esto último. No estoy conforme, D. Félix; no estoy conforme con eso exclamó Martinán disponiéndose placenteramente á entablar la discusión. El trabajo dentro de una mina, lo he oído decir en Langreo, es menos duro que fuera.