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Actualizado: 17 de junio de 2025


¡Cómo, señor! ¿pesa á vuestra majestad haberme encontrado? No me pesaría si no fuéseis tan amiga de Lerma, ó si Lerma no creyera que la reina le quiere mal, aunque en ese caso, para nada necesitaba yo de pasadizos. Pero, señor, para , vuestra majestad, después de Dios, es lo primero. , , lo creo... pero... estoy seguro de que... me opondréis dificultades. ¡Dificultades! ¡á qué!

Cuando ella me pidió el bebedizo, me dije: podrá convenirme saber quién es el hombre á quien quiere esta muchacha entre tantos como la enamoran. Porque yo soy muy prudente, y que el saber, por mucho que sea, no pesa. Díjela que el bebedizo no podía producir buenos efectos si no se conocía á la persona á quien había de darse.

Yo no puedo saber nunca exactamente el sentido de lo que oigo en la iglesia, a no ser el de algunas frases salteadas; pero, sin embargo, yo que son buenas palabras, estoy cierta. Lo que os pesa en él corazón, maese Marner, es esto; si Aquel que está en lo alto hubiera hecho su deber para con vos, no os habría dejado nunca arrojar como un ladrón perverso, siendo, como erais, inocente.

Aquí vive en la tranquilidad más perfecta, pero esperando siempre que el conde Orgaz, amigo de su padre y sabedor de su nacimiento, llegará al cabo á conseguir que se desvanezca esa acusación que pesa siempre sobre su familia, y que le sea posible devolver á su nombre su antiguo lustre.

Pero ¿ha de impedirme esta razón, que en pesa mucho, seguir narrando los sucesos hasta el fin de la comenzada historia? No a fe; que, después de todo, no está mandado por ninguna ley que siempre que se cuente algo hayan de ser maravillas.

Nené tiene que bajar el libro de la silla. ¡Cómo pesa este pícaro libro! Ahora que se puede ver bien todo. Ya está el libro en el suelo.

Mas el pronóstico del ciego no salió mentiroso, y después acá muchas veces me acuerdo de aquel hombre, que sin duda debía tener spíritu de profecía, y me pesa de los sinsabores que le hice, aunque bien se lo pagué, considerando lo que aquel día me dijo salirme tan verdadero como adelante V.M. oirá.

En Más pesa el Rey que la sangre, se representa la historia de Guzmán el Bueno; pero de tal manera, que se mezclan y confunden las invenciones del poeta con algunos otros datos suministrados por la tradición.

Encontréle en casa del duque de Lerma, á donde yo iba en busca del cocinero mayor, y le metí en la casa. Pero en la puerta me encontré antes de hablar con Montiño... ¿á quién diréis que me encontré?... No adivino. A Francisco de Juara. Lacayo y puñal de don Rodrigo Calderón... ¡ah! ¡ah! ¡hermano Quevedo, y qué conocimientos tenéis! El conocer no pesa.

Miren ustedes este que es el más pequeño de todos no pesa más de dos quilates, me ha costado veinte mil pesos y ya no lo doy en menos de treinta. He tenido que hacer un viaje expresamente para comprarlo. Este otro, encontrado en las minas de Golconda, pesa tres quilates y medio y vale más de setenta mil.

Palabra del Dia

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