Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de junio de 2025


Otro día cojo al vuelo una frase; otro, percibo todo un diálogo; otro, hablo con ella y la guío con sutileza a que me confíe algún secretillo; otro, completo lo que ella me haya dicho con lo que otros me comuniquen acerca de ella misma; y así, poco a poco, he llegado a conocerla en puridad, porque he entrado en su drama. Cada vida es un drama de más o menos intensidad.

Pero aquello de que el amor impone el amor es una mentira. Y tampoco quiero yo que me ame y me respete para cumplir una obligación: en virtud de un contrato. »Veo, pues, que voy perdiéndolo todo en el alma, de Beatriz, y no le doy a conocer que lo veo. Percibo claramente el abismo en que voy a caer, y sigo caminando hacia él, sin que me sea posible torcer por otro camino o cegar el abismo.

Al darle ahora la libertad que le da, ¿no lo hace V. excitada por el deseo de que su salud se mejore? En cuanto á los motivos de su desesperación, concretamente yo los ignoro; pero los percibo de cierta manera confusa.

Yo escucho de tu voz el blando arrullo en la brisa que juega con la rosa, yo percibo tu acento en el murmullo de cristalina fuente temblorosa. Yo soy la nube que perdida flota en la extensión azul, eres el viento; yo soy del arpa la dormida nota que trocará tu mano en dulce acento.

Antes de que el capitán pudiese responder, ella continuó, con una voz infantil: ¡Mi tiburón! ¡Mi lobo marino, que me ha hecho esperar hasta estas horas!... ¡Júrame que no me has sido infiel!... Deja que te respire. Yo percibo en seguida la huella de otra mujer. Oliéndole las barbas y el rostro, su boca se aproximó á la del marino.

La unidad y simplicidad que experimentamos en nosotros, nos obligan á reducir lo compuesto á lo simple, y lo múltiplo á lo uno. La percepcion de las cosas mas compuestas se refiere á una conciencia esencialmente una: aun cuando percibiésemos con un solo acto toda la complicacion que hay en el universo, este acto seria simplicísimo, pues que de otro modo podria el yo decir: yo percibo.

Bien sabe Dios respondió Clara, que deseo desahogarme contigo, depositar en tu amistoso corazón el secreto de mi infortunio, confiártelo todo; pero yo misma no me comprendo sino de un modo imperfecto, y lo que de misma comprendo está tan enmarañado, que no encuentro palabras para explicártelo. Siento la razón y causa de todas mis acciones, y no las percibo bien para exponerlas. Quiero, no obstante, sincerarme y tratar de probarte que no es absurda mi conducta. Voy á ver si lo consigo. Yo he amado, yo amo aún á D. Carlos de Atienza. Yo detesto á D. Casimiro. Esto es verdad; pero mi amor por D. Carlos y mi odio á D. Casimiro no han tenido jamás la suficiente energía para hacerme arrostrar la cólera de mi madre, declarándole que amaba al uno y odiaba al otro. Así, pues, te aseguro que durante meses he estado resignada á sofocar en mi alma el naciente amor á D. Carlos y á casarme con D. Casimiro para ser una hija obediente. Hubiera yo preferido á todo ser esposa de Cristo; pero me consideraba indigna. Para ser mujer de D. Casimiro me sentía con fuerzas. Yo esperaba vencer mi fatal inclinación á D. Carlos, y, logrado esto, ser modelo de casadas: cuidar al achacoso D. Casimiro, y hasta quererle, imponiéndome como deber el cariño. Hallándome de esta suerte, nuevos y extraños sentimientos han combatido mi alma y han hecho que mi espíritu dude más de . Me he llenado de terror. En mi humildad, no me he creído digna ni de ser mujer de D. Casimiro. Me he espantado de mi flaqueza, de la perversidad de mis inclinaciones, y entonces he pensado en refugiarme en el claustro. Juzgándome menos digna que antes de ser esposa de Cristo, he pensado en la infinita bondad de aquel Soberano Señor, padre de las misericordias, y he comprendido que, aun siendo yo indigna de todo, podía acudir á

12.o La compensacion indicada antes se efectuará por medio de un abono de medio por ciento, ó á lo mas uno, sobre el percibo ó recaudacion del tributo que estará á su cargo.

Efectivamente, desde mi sitio no percibo más que el chapoteo del agua y la voz del guarda que llama a sus caballos, diseminados en la orilla. Todos tienen retumbantes nombres: «¡Cifer!... ¡L'Estello!... ¡L'Estournello!»... Cuando se oye nombrar cada bruto, corre dando al viento las crines, a comer avena en la misma mano del guarda...

Para que á todos llegue mi plegaria Cuando percibo ya la luz de Dios, Aun sostengo mi piedra funeraria... El brazo cae... la piedra cae... ¡Adios!

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando